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lunes, 12 de octubre de 2015

Perditio tua ex te





Los que no quieren creer, tampoco creerán aunque resuciten muertos.

Los que no quieren creer, tampoco creerán aunque resuciten muertos: eso sucede actualmente con todos los eventos mundiales, signo de los tiempos,  que están ocurriendo desde hace algunos años y que cada vez se acentúan, cambios climatológicos, movimiento de placas tectónicas, activación de la cadena volcánica y la modernización de la Iglesia Católica menospreciando y protestantizando cada vez más el rito en aras de destruir el centro de nuestra fe y vida que es el Sacramento del Altar, aceptar la homosexualidad como un genero aceptable disfrazado como diversidad, cuando es una enfermedad espiritual, el humanismo en lugar del Cristianismo y otras aberraciones que saldrán como resultado del sínodo y que golpearan el sacramento del matrimonio. Y aun así, muchos no queremos creer que debemos prepararnos espiritualmente para lo que se avecina y que solo El Señor sabe cuando sucederá, y que esa situación nos puede tomar de presto sin aviso alguno y quizá ya tarde para buscar la armadura espiritual.

San Juan 11:

43 Dicho esto, gritó con fuerte voz: « ¡Lázaro, sal fuera!»
44 Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar.»
45 Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él.
46 Pero algunos de ellos fueron donde los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
47 Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: « ¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales. 48 Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación.»

Lucas 16:

19 «Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas.
20 Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas,
21 deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los perros venían y le lamían las llagas.
22 Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado.
23 «Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
24 Y, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.”
25 Pero Abraham le dijo: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado.
26 Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros.”
27 «Replicó: “Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre,
28 porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento.”
29 Díjole Abraham: “Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan.”
30 El dijo: “No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán.”
31 Le contestó: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite.”»     

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