Halloween: la fiesta del anti-santo
Sin duda alguna, una
mayoría del público identifica la celebración del Halloween, con la noche del
31 de octubre -cuando los niños principalmente en los Estados Unidos- salen a
las calles disfrazados de vampiros, brujas, muertos, demonios, de Harry Potter,
de superhéroes etc., portando calabazas, sapos, búhos, murciélagos y otros.
Los sacerdotes expertos
en el tema, hacen notar cómo en los disfraces se advierte una insistencia del
mercado en hacer ver a las mujeres vestidas como prostitutas. Disfraces horripilantes porque el demonio es la
fealdad, y como en el pecado de origen, quieren ocultarse de Dios. La cultura de la distorsión moral que explota todas las
celebraciones, incluyendo la Navidad, que explota el impudor de una moral
social decadente, y que se va permeando.
Pero una mayoría del público también dirá con toda seguridad, que
todo eso es algo divertido e inofensivo sin ningún efecto negativo para quienes
se hacen parte de dicha celebración, es como decían los romanos: Al pueblo pan
y circo.
Halloween que se
verifica en un contexto deformado, un contexto neopagano, ya que en su
etimología Halloween de acuerdo a la Enciclopedia Británica significa: 1) en
tiempos medievales, All Hallows Eve, la fiesta sagrada o santa que se observaba
el 31 de octubre, víspera del Día de Todos los Santos, y, 2) en tiempos
modernos: la ocasión para hacer maldades y para que los niños pidan golosinas a
cambio de no hacer destrozos contra sus vecinos.
Una Víspera de Todos los Santos deformada, corrompida, ya que con
el correr del tiempo, las costumbres paganas la influenciaron, y gradualmente
ésta transitó de celebración católica a fiesta secular. Como parte del resurgimiento de las ciencias
ocultas, se observa la tendencia en muchos a retornar al paganismo. Hoy vivimos una invasión pagana que responde a una peligrosa
fascinación por lo oculto.
Las siempre presentes
prácticas ocultistas son ahora revitalizadas y propagadas por el New Age, pues
sirven a su fin, ya que éstas –falsamente espirituales- no conducen al Reino de
Dios, sino al reino del mal.
Así como en los países hispanoamericanos observamos un resurgimiento de los ritos y
costumbres ancestrales indígenas, como parte de una ofensiva de resurgimiento autóctono, que tiene
como objetivo socavar los cimientos de la Iglesia en estos países, partiendo de un concepto
indigenista muy bien calculado,[1] junto al mismo, una influencia neopagana viene también arremetiendo
proveniente del New Age o Era de Acuario.
Cuando estuve en Bogotá
en octubre 2012, me sorprendió que en las calles de un país otrora tan
prestigiosamente católico, cientos de jóvenes se desplazaban disfrazados ad hoc
para celebrar Halloween en el contexto deformado como se conoce a esta fiesta
hoy en día, y, me alegró que en una parroquia cercana a la Universidad Central
de Bogotá, organizaban una fiesta de Todos los Santos para los niños, que son
los primeros a quienes quieren atrapar las fuerzas anticristianas para meterlos
al embudo de Halloween. Cuando le dije a un párroco que era maravilloso que
contrarrestaran la perniciosa celebración del Halloween, éste me respondió: no
es para combatir el Halloween. ¿EntonCes para qué?
Pero, para quien trata de vivir las exigencias del Evangelio, es decir
para un cristiano, es triste ver que esta corriente abyecta se haya mimetizado
incluso en parroquias y escuelas católicas, y es motivo de confusión y dolor, que haya incluso sacerdotes
que la justifiquen, y hasta la defiendan.
La penetración nuevaerista
es tan evidente, que hasta librerías y editoriales católicas imprimen y
difunden libros para los alumnos de sus colegios, como la editorial marista
Edelvives, que editó una línea de libros de primaria denominada SuperPixePolis
con la que impregna todos o casi todos sus libros en clave de fantasía
infantil, con temas de brujería, magia, Halloween, etc. Es ciertamente grave que se
presente a los niños, aunque sea en clave positiva, el mundo de las ciencias
ocultas. Y no solamente son los maristas,
sino que también múltiples editoriales católicas. Basta utilizar el buscador
para encontrar catálogos similares de publicaciones de otras editoriales
católicas de España.
Sin embargo, Halloween es una fiesta que intenta
burlarse del nacimiento de Cristo, porque es el nacimiento de Satanás, los brujos lo celebran así. Para la noche de Halloween se
roban hostias -miren cómo el demonio sabe que Cristo está ahí, y nosotros ni
creemos- el demonio sabe que está Cristo en
la Eucaristía, hace robar hostias, a sus brujos, a la gente que le habla en la
cabeza, a los posesos, y otras, le hace robar y a gente que colabora con eso
porque le dan dinero. ¿Qué hacen con la hostia robada el 31 en la noche, en la
noche de Halloween?, la orinan, hacen sus excrementos arriba, van pasando uno
al lado del otro, hacen sus necesidades, las mujeres echan menstruación, se
cortan y echan sangre, y con todo eso hacen un líquido, con ese líquido
invocando a Satanás esparcen sobre todos los presentes como si fuera agua
bendita, burlándose de la Eucaristía, es lo más asqueroso, pero es así.
Todo aquel que participa directa o indirectamente de una fiesta
de Halloween porque se viste como tal, porque lo festeja, sepan que están
participando de la fiesta satánica más grande que jamás tuvo él en su historia, y es la oposición del nacimiento de Jesús en Belén, es lo opuesto,
y lo hacen justo ese día porque al otro día es día de Todos los Santos, y él se
presenta como el anti-santo de todo, es la burla de los santos.
Entonces tengan cuidado
con decir: es una cosa inocente. Es inocente pero estamos adhiriendo directa o
indirectamente a su festejo. Cada uno verá qué va a responder de su fe, no
puede ser que la fe de un católico llegue hasta festejar la fiesta de
Satanás.[2]
Germán Mazuelo-Leytón
[1] SALGADO, MANUEL.
F., Los regalos de la Era de Acuario.
[2] SPAHN, P. CARLOS,
exorcista.
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