Si los obispos con el papa consagran Rusia a la Virgen
Santísima de Fátima -al Inmaculado Corazón de María- ellos temen que los
comunistas se pongan furiosos. Y ahora, con el ecumenismo, ellos quieren ser
amigos de los comunistas, y es muy difícil ser amigos de los comunistas y hacer
la consagración. El papa tiene miedo. Tiene miedo. Entrevista a Mons. Lefebvre, 27 de abril de 1986 en St. Michael’s Mission, Atlanta.
María pidió que el papa y todos los obispos que
consagraran el mundo, y más particularmente Rusia, a su Corazón Inmaculado y al
Corazón de Jesús. No lo hacen. Se niegan a hacer lo que María pide. Hay una
verdadera oposición a la Virgen María porque la Virgen María no es ecuménica. Sermón 14 mayo de 1989, Pentecostés.
EL MILAGRO DEL SOL
13 DE OCTUBRE 1917 EN FÁTIMA
[The sun’s miracle]
Había gente en masa (más de 70.000 personas) bajo una
lluvia torrencial, ni el barro de los caminos impedía a la gente arrodillarse
en actitud humilde y suplicante.
Llegando a Cova de Iría, junto a la encina, pedí al
pueblo que cerrasen los paraguas para rezar el Rosario. Poco después vimos el
reflejo de luz y en seguida a la Virgen sobre la encina.
-¿Qué es lo que usted quiere? - “Quiero decirte que
hagan aquí una capilla en honor mío, que soy la Señora del Rosario, que continúen
rezando el Rosario todos los días. La guerra esta acabándose y los soldados
pronto volverán a sus casas.”
-¿Curará a los enfermos? - “Unos si y otros no; es
preciso que se enmienden; que pidan perdón de sus pecados.
Y tomando aspecto más triste dijo: - “Que no se
ofenda más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido.” Nuestra Señora de Fátima.
El MILAGRO DEL
SOL
Y abriendo sus manos las hizo reflejar en el sol y,
en cuanto se elevaba, continuaba el brillo de su propia luz proyectándose en el
sol. Y exclamé que todos mirasen al sol. Se da entonces el milagro del sol,
prometido tres meses antes, como prueba de la verdad de las apariciones de
Fátima. La lluvia cesa y el sol por tres veces gira sobre si mismo, lanzando a
todos los lados fajas de luz de variados colores. Parece a cierta altura
desprenderse del firmamento y caer sobre la muchedumbre. Todos están atónitos.
Los periodistas de los periódicos seculares que
habían acudido incrédulos a desprestigiar las apariciones, tomaron fotos y dieron
testimonio de aquel milagro en la prensa.
Periódico Secular anti-clerical de la época reconoce
el fenómeno milagroso en Fátima:
O Seculo (un
periódico de Lisboa pro-gobierno y anticlerical).
NOTICIA: Desde
el camino, donde estaban estacionados los vehículos donde cientos de personas
se habían quedado ya que no querían vencer el lodo, uno podía ver la gran
multitud volverse hacia el sol, que parecía sin nubes y estaba en su apogeo.
Parecía una placa de pura plata y se podía mirar fijamente sin incomodar. Pudo
haber sido un eclipse que sucedía en ese momento. Pero en ese mismo momento se
produjo un gran grito, y uno podía escuchar a los espectadores más cercanos
gritas: ¡un milagro! ¡un milagro!
Ante el asombro
reflejado en los ojos de los espectadores, cuya semblanza era bíblica ya que
todos tenían la cabeza descubierta, y que buscaban ansiosamente algo en el
cielo, el sol temblaba, hizo ciertos movimientos repentinos fuera de las layes
cósmicas – el sol “danzaba” de acuerdo a las expresiones típicas de la gente.
Había un
viejecito parado en las escaleras de un ómnibus con su rostro volteado hacía el
sol que recitaba el credo en alta voz. Pregunté quién era y me dijeron que era
el señor Joao da Cunha Vasconcelos. Lo vi después dirigiéndose a los que estaban
a su alrededor con sus sombreros puestos y les imploró vehementemente que se
descubrieran sus cabezas ante tan extraordinario milagro.
La gente se
preguntaban los unos a los otros lo que habían visto. La gran mayoría admitió
ver el sol danzando y temblando, otros afirmaban que habían visto el rostro de
la Virgen Santísima. Otros juraron que vieron el sol girar como una rueda que
se acercaba a la tierra como si fuera a quemarla con sus rayos. Algunos dijeron
haber visto cambios de colores sucesivamente.
O Día (otro diario
de Lisboa, edición 17 de octubre de 1917)
A la una en punto de la tarde, mediodía solar, la
lluvia cesó, el cielo de color gris nacarado iluminaba la vasta región árida
con una extraña luz. El sol tenía como un velo de gasa transparente que hacía
fácil el mirarlo fijamente. El tono grisáceo madre perla que se tornó en una
lámina de plata que se rompió cuando las nubes se abrían y el sol de plata
envuelto en el mismo velo de luz gris, se vio girar y moverse en el círculo de
las nubes abiertas. De todas las bocas se escuchó un gemido y las personas
cayeron de rodillas sobre el suelo fangoso….
La luz se tornó en un azul precioso, como si
atravesara el vitral de una catedral y esparció sus rayos sobre las personas
que estaban de rodillas con los brazos extendidos. El azul desapareció
lentamente y luego la luz pareció traspasar un cristal amarillo. La luz
amarilla tiñó los pañuelos blancos, las faldas oscuras de las mujeres. Lo mismo
sucedió en los árboles, las piedras y en la sierra. La gente lloraba y oraba
con la cabeza descubierta ante la presencia del milagro que habían esperado.
Los segundos parecían como horas, así de intensos eran.
Ti Marto (padre de
Jacinta y Francisco)
Podíamos mirar con facilidad el sol, que por alguna
razón no nos cegaba. Parecía titilar primero en un sentido y luego en otro. Sus
rayos se esparcían en muchas direcciones y pintaban todas las cosas en
diferentes colores, los árboles, la gente el aire y la tierra. Pero lo más
extraordinario para mí era que el sol no lastimaba nuestros ojos. Todo estaba
tranquilo y en silencio y todos miraban hacia arriba. De pronto pareció que el
sol dejó de girar. Luego comenzó a moverse y a danzar en el cielo, hasta que parecía
desprenderse de su lugar y caer sobre nosotros. Fue un momento terrible.
María Capelinha
(una de las primeras creyentes)
El transformó todo de diferentes colores – amarillo,
azul y blanco, entonces se sacudió y tembló, parecía una rueda de fuego que
caía sobre la gente. Empezaron a gritar “¡nos va a matar a todos!”, otros
clamaron a nuestro Señor para que los salvara, ellos recitaban el acto de
contrición. Una mujer comenzó a confesar sus pecados en voz alta, diciendo que
había hecho esto y aquello….
Cuando al fin el sol dejó de saltar y de moverse todos
respiramos aliviados. Aun estábamos vivos, y el milagro predicho por los niños
fue visto por todos.
Yo estaba mirando hacia el lugar de las apariciones,
esperando serena y fríamente que algo sucediera, y con una curiosidad en
descenso por qué había pasado mucho tiempo sin que sucediera nada que me
llamara la atención, entonces escuche miles de voces gritar y vi que la
multitud de pronto se voltio, hacia el lado contrario, sus espaldas en contra del
sitio donde yo tenía dirigida mi atención y miré al cielo del lado opuesto.
La hora legal era cerca de las 2 de la tarde, alrededor
del medio día solar. EL sol unos momentos antes había aparecido entre unas
nubes, las cuales lo ocultaban y brillaba clara e intensamente. Yo me volví
hacia el magneto que parecía atraer todas las miradas y lo vi como un disco con
un aro claramente marcado, luminoso y resplandeciente, pero que no hacía daño a
los ojos. No estoy de acuerdo con la comparación que escuchado han hecho en
Fátima y la de un pesado disco plateado. Era un color más claro rico y
resplandeciente que tenía algo del brillo de una perla. No se parecía en nada a
la luna en una noche clara porque al uno verlo y sentirlo parecía un cuerpo
vivo. No era una esfera como la luna ni tenía el mismo color o matiz. Perecía
como una rueda de cristal hacha de la madre de todas las perlas. No se podía
confundir con el sol visto a través de la neblina (por que no había neblina en
ese momento), porque no era opaca, difusa ni cubierta con un velo. En Fátima
daba luz y calor y aparentaba un claro cofre con un arco bien difundido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario