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domingo, 1 de febrero de 2015

La Fe... y...







La Fe… y…
[Comentario / Reflexión a  Hebreos 11,1-2.8-19.]

[Daniel 6:24. El rey entonces se alegró mucho y mandó sacar a Daniel del foso. Sacaron a Daniel del foso y no se le encontró herida alguna, porque había confiado en su Dios.]

La fe se prueba, dicen. Y si no hay prueba no hay manera de saber lo cimentado que esta o lo fácil que cambiamos de criterio, de parecer. Las pruebas en realidad ocurren cada día; cada día tiene su afán y al tener su propio mal entonces cada día tiene sus pruebas.  [San Mateo 6: 34. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.]

La fe es la base de la palabra, de la luz; en la predicación del Santo Evangelio nuestro Señor cuando sana, cuando cura, cuando expulsa demonios hace referencia a “tu fe te ha sanado”, y en algunos eventos el pregunta primero “crees que puedo sanarte” entonces para ser sanado, curado o exorcizado debe existir consentimiento por parte del que pide, y en el consentimiento va la confianza, la seguridad de que al estar pidiendo la solución a algo se obtendrá la respuesta esperada, entonces podría razonarse que en la creencia de que algo tiene solución ya está un noventa por ciento de recibir lo que se desea y basta nada mas pedir.

Creer es fe, no hay otro concepto;  y luego de creer viene el esperar que es otra virtud teologal, la esperanza. Si ponemos atención a lo que ocurre a diario en nuestra vida siempre estamos depositando la confianza en asuntos, actividades o promesas que nos hacen otros ya sea por nuestro trabajo, por relaciones comerciales, por asuntos sociales, etc. Y al creer en cosas tan simples como que alguien nos esperara a tal hora en tal lugar por alguna cita que por algún motivo hayamos pactado, entonces actuamos con fe, y en muchas sino en todas las ocasiones no hay lugar a la duda de que un evento sucederá o para el caso al ser empleados, trabajadores en alguna empresa creemos que el dueño nos pagara el jornal o el salario cuando corresponda. Notemos que ese creer, esa fe que nos tenemos mutuamente los humanos al interrelacionarnos no difiere en nada de la fe que debiéramos tener para con Él Señor.

La fe, el creer debiera estar en función de la actuación, el árbol se conoce por sus frutos, [San Lucas 6: 44. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas.], entonces obrar con fe es obrar con amor, la otra virtud teologal, la caridad. Todas las virtudes teologales tienen una interrelación, porque si tenemos fe es porque creemos en la Santa Palabra y al creer en ella debiera significar que luchamos por actuar con honestidad apegados a lo que Él Señor ha instaurado con el resumen de los mandamientos nuevos aboliendo la ley antigua y en consecuencia de la fe y la caridad esta la esperanza, ese esperar que creyendo puedo aspirar a la vida eterna y a resolver los asuntos que se atraviesan en mi diario vivir.

San Mateo 6: 31-33. No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.

Pedid con fe [San Mateo 7: 7 «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.] el Espíritu Santo da carismas, dones, pero hay que buscar el Reino de Dios, eso significa no solamente creer sino que obrar, amar a los demás, evitar la murmura, el chambre, el resentimiento, el actuar como el buen samaritano, el actuar cuando hay que hacerlo como la parábola de los dos hijos, [San Mateo 21:28-32]  que negándose uno de ellos se arrepintió y atendió el llamado, o como el hijo prodigo [San Lucas 15:11-32] que habiendo gozado del mundo se arrepiente y pide perdón a su padre y humildemente asume la responsabilidad de sus actos; hay que saber pedir, [Santiago 4: 3. Pedís y no recibís porque pedís mal, con la intención de malgastarlo en vuestras pasiones.], pedir para hacer el bien, no para hacernos del mundo, aunque la tendencia de los humanos es que superada la prueba en muchas ocasiones se cae en el abandono espiritual y pasado un tiempo volvemos al mundo.

Y la fe, para digamos, iniciarse en la práctica de ella debemos ser como los que creen en otras cosas del mundo o demoniacas como los que creen en ovnis y seres alienígenas, o los que practican magia negra o en yoga, o “medicina alternativa” invocando espíritus,  que lo hacen con convicción, entonces si estos pueden creer en los caminos cortos para lograr el bienestar material en la tierra, entonces porque no podemos creer nosotros en lo Espiritual que invita el Señor para la vida eterna, para ello hay que escudriñar las escrituras, practicar obras de misericordia y ser como niños pero no en su actuar sino en su juicio [I Corintios 14: 20. Hermanos, no seáis niños en juicio. Sed niños en malicia, pero hombres maduros en juicio.], creer para poder pasar al otro estado que es el de pedir y recibir lo que pedimos. [San Mateo 18: 3 y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.].

En estos tiempos postreros la fe está siendo enseñada a la luz del mundo por algunos pastores de la iglesia, y el mundo no tiene nada que ver con la fe, la fe es un asunto espiritual, es cierto que la fe nos sirve para pedir auxilio para asuntos temporales o terrenales, es normal que ante la necesidad invoquemos el auxilio y esperamos que el clamor sea atendido,  pero la fe no es para eso, la fe es para creer en que la vida eterna es más real que esta vida terrenal y que Él Señor  permitió su sacrificio para que su sangre derramada limpiara nuestros pecados y con el arrepentimiento y corrección poder vivir esa vida eterna. [San Juan 14: 6. Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.]

Para todo aquel que cree en Él Señor y estando en el mundo es poco probable que la tristeza o las duras pruebas no se aparten del vivir, pero por eso esta la palabra, los sacramentales, la oración, que dan fortaleza para superar las pruebas, como Cristianos estamos llamados a mostrar entereza ante la adversidad  [Nehemías 8:10 Díjoles también: «Id y comed manjares grasos, bebed bebidas dulces y mandad su ración a quien no tiene nada preparado. Porque este día está consagrado a nuestro Señor. No estéis tristes: la alegría de Yahveh es vuestra fortaleza.»] y sostenidos por la fe de que todo pasa [Romanos 8: 28-31 Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio. Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó. Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros?], luchar contra las adversidades apoyándonos en la oración y actuando en la búsqueda de la superación en el diario vivir amándonos unos a otros.

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros [2ª Corintios 13:13].

Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida [San Lucas 1:35]
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida [San Lucas 1:35]
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida [San Lucas 1:35]

Gracias Espíritu Santo



 
Algunas citas del Santo Evangelio en las que se menciona la Fe:


San Mateo 5:
35. Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?»
36. Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe.»

San Lucas 17:
5. Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe.»
6. El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: "Arráncate y plántate en el mar", y os habría obedecido.»

Romanos 10:
5. En efecto, Moisés escribe acerca de la justicia que nace de la ley: Quien la cumpla, vivirá por ella.
6. Mas la justicia que viene de la fe dice así: No digas en tu corazón ¿quién subirá al cielo?, es decir: para hacer bajar a Cristo;
9. Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.
10. Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación.
11. Porque dice la Escritura: Todo el que crea en él no será confundido.
17. Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo.

San Mateo 21:
21. Jesús les respondió: «Yo os aseguro: si tenéis fe y no vaciláis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que si aun decís a este monte: "Quítate y arrójate al mar", así se hará.
22. Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis

San Mateo 6:
5. «Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.
6. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

San Mateo 15:
27. «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.»
28. Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija.

San Lucas 18:
41. « ¿Qué quieres que te haga?» El dijo: « ¡Señor, que vea!»
42. Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha salvado.»

San Mateo 8:
8. Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.
9. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: "Vete", y va; y a otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace.»
10. Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.

San Mateo 6:
31. No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
32. Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
33. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.

Santiago 1:6 Pero que la pida con fe, sin vacilar; porque el que vacila es semejante al oleaje del mar, movido por el viento y llevado de una a otra parte.

Santiago 4:
1. ¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones que luchan en vuestros miembros?
2. ¿Codiciáis y no poseéis? Matáis. ¿Envidiáis y no podéis conseguir? Combatís y hacéis la guerra. No tenéis porque no pedís.
3. Pedís y no recibís porque pedís mal, con la intención de malgastarlo en vuestras pasiones.



San Mateo 5:

33. Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad.
34. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad.»
 

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