De
rodillas… y sí quieres. [kneeling … if you want it]
[Comentario/Reflexión
a San Marcos 1:40-45]
La humildad es un acto que brota de la conciencia pero sobre
todo del corazón; cuando todos los caminos para solucionar un problema y cuando la búsqueda en la solución de ese algo
parece no tener opción, cuando la enfermedad física es tal que mientras más
tratamientos recibes mejoras en erradicación de la enfermedad pero los efectos
colaterales de las medicinas son peores, cuando la enfermedad espiritual nos
tiene sumidos en nuestro mundo y en nuestra realidad en esa oscuridad de la felicidad
terrenal que impide el brillo de la Luz Verdadera, y muchas situaciones que se
presentan en nuestras vidas, adrede, como planificadas para que tarde o
temprano la humildad aseche el ánimo y obligue a avocarse al dueño de todo.
La felicidad terrenal y la tristeza terrenal son vehículos
para buscar la espiritualidad; en la felicidad podemos encontrar la ceguera de
tener bajo control nuestras vidas cubriendo las necesidades de los sentidos y
en la tristeza la ansiedad y tribulación de
no poseer lo mínimo para subsistir y esa hambre que mata el espíritu por
buscar donde no debemos.
La lepra y el leproso, una enfermedad incurable en esos
tiempos asociada a la impureza del individuo, ahora la lepra ha sido casi
erradicada a nivel mundial pero hay otras lepras, otras enfermedades causadas
por el actuar impuro del hombre, algunas enfermedades dejan tatuaje en los
genes y se heredan de generación en generación; El leproso, ese ser marginado
por la sociedad, esa enfermedad fruto del pecado, de la vida en suciedad,
contaminación por los desordenes bien de uno mismo o por los desordenes de
otros; ser leproso es un estado carnal y espiritual que, en este caso, sirve
para glorificar el Santo Nombre del Señor; porque ese individuo al no tener
opción, en su desesperación por curarse recurre en humilde acto de rodillas a
pedirle al Verbo que le sane, y el Verbo le inquiere acerca de su fe, y la fe
le sana y con la sanación la carne pasa a un segundo plano y es curada la
enfermedad.
La enfermedad lastimosamente es un aliciente para la fe, la
fe es buscada por las necesidades, el amor al Señor Jesús es la fe, el amor
para con nuestros hermanos es la caridad. El abandono, tal como hizo el
leproso, la aparente soledad del individuo en suplica constante es transformada
en la viveza del espíritu que obra la auto curación; hay que negarse a si mismo [San Mateo 16:24] y tal como un niño [San Mateo 18;3] sin la malicia de este
moderno mundo, suplicar, pedir, reconocer que por mucho que hagamos por
encontrar el remedio, la cura, la sanación, pedir y pedir, suplicar con la
seguridad de que lo que pedimos nos será concedido [San Lucas 17:6].
¿Y que con las injusticias de este mundo? El mundo se ha ido contaminando cada vez mas
y mas, la explotación del hombre por el hombre es un juego que hace al
individuo alejarse de lo espiritual, todas los modelos económicos y políticos
de este planeta no son obras de Dios, son obras del hombre, ese eterno grupo de
fariseos, escribas, esos judas que han logrado socavar la Santa Iglesia y que
han permitido hacer de la lucha de clases un bastión para crear confusión;
la lucha de clases y la pobreza material son los caballos de batalla que ha
utilizado satanás para confundir lo espiritual, si lo espiritual fuere el
centro de la vida de todos los creyentes este mundo sería un mundo ideal, pero
como la lepra de la ambición y la búsqueda del bienestar a través de la
autorrealización personal son los barrotes que apresan el alma del individuo
entonces lo material pesa sobre lo espiritual.
La confusión mundial es tal en estos postreros tiempos que
el poder de la oración esta relegado no a un segundo plano, sino que quizá ni
exista como posibilidad, el leproso de este Santo Evangelio hizo uso de la
oración al suplicar al Verbo Humanado que le sanara; dentro de la Santa Iglesia
y en los que dicen que practican la religión existe la lepra del ateísmo,
porque la religión para muchos es un asunto de cumplimiento social, y quizá
algunos asistimos a la iglesia “por si acaso” resulta ser verdadero aquello que
por necesidad terrenal hemos buscado y el Cuerpo de Cristo es tomado como un
simbolismo y no aceptando que la presencia real de Jesús El Señor es viviente
en ese pedacito de hostia. Es tal la lepra del ateísmo que se duda del poder de
la reconciliación para sanar de los pecados, de la penitencia como medida de
restauración y del ayuno como base para vencer cualquier demonio sea de la
magnitud que sea y que, aunque nos neguemos a creerlo, habitan en nosotros y
eso es común en estos días.
Ese Rey humilde, amoroso, que por mucho que suframos en esta
vida y por mucho que nunca alcancemos nuestras metas o ideales, pues ese Rey al
que lo percibimos como un héroe de película de su tiempo y no del nuestro, que
según nosotros abandona a los pobres y los hace sufrir de la mano de los
oligarcas y explotadores, pues ese, nos tiene contados hasta el último cabello
de nuestras cabezas [San Mateo 10:30] y que en tanto no aceptemos que existe la vida eterna para
condenación o para alegría en espíritu y verdad y que la oración y la caridad
son fundamentales para lograr cualquier cambio en la sociedad y no la violencia
ni el odio de clases, ni los resentimientos absurdos motivados por los celos o
envidias, entonces siempre tendremos esa lepra que nos carcome a diario y que
no nos damos cuenta porque el orgullo nos nubla la Luz de la verdad.
Pide y recibirás [San
Mateo 7:8] si no pides no recibirás nunca, y si
no crees y criticas o juzgas esta práctica pues en tanto no te sometas a un
ejercicio espiritual de ayuno, penitencia y oración para obtener lo que pides
al Soberano Señor, pero sobre todo ese ejercicio de dejar a un lado el estilo de
vida que mata el espíritu y ejercitarse en el amor hacia los demás sean quienes
estos sean [San
Mateo 5;23]entonces no tienes
ninguna autoridad para criticar lo que nunca has probado. Entonces un simple y
marginado leproso tiene más posibilidades de conseguir ser salvado y sanado que
alguien con meritos humanos que se terminan al momento de morir y no son
eternos como lo es el amor.
Todo empieza por uno mismo, si quieres puedes, si quieres
pero dudas ten por seguro que no recibirás nada y el padecimiento será eterno,
y si padeces pero no entregas el padecimiento en penitencia al Señor entonces
habrás sufrido aquí y seguirás sufriendo al cruzar el velo.
La ventaja que tenemos con Él Señor es que su amor no es
humano, es amor puro, entonces cualquier momento, en tanto no fallezcamos, es
una oportunidad para pedirle y convencernos de sus promesas [San Lucas 5:3-12] y quien quita que de
inmundos y marginados leprosos pasemos al siguiente plano de llamarnos Hijos de
Dios.
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de
Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros [2ª Corintios 13:13].
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida
[San Lucas 1:35]
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida
[San Lucas 1:35]
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida
[San Lucas 1:35]
Gracias Espíritu Santo
San Marcos 1:
40. Se le acerca un
leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes
limpiarme.»
41. Compadecido de él,
extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio.»
42. Y al instante, le
desapareció la lepra y quedó limpio.
43. Le despidió al
instante prohibiéndole severamente:
44. «Mira, no digas
nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la
ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio.»
45. Pero él, así que se
fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya
no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a
las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes.
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PRAY THE HOLY ROSARY, THE THREE MISTERIES [Joyful Mysteries, Sorrowful Mysteries and Glorious
Mysteries] EVERY
DAY
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