Inficionarse [Taint]
[Reflexión / Comentario a Hebreos 12,4-7.11-15.]
Los resentimientos guardaditos, almacenados allá en lo más íntimo de nuestro
ser, esos que llevamos palpitantes en nuestros corazones, ya sea por arrogancia
porque tengo bienes temporales terrenales y mi estilo de vida es distinto al de
otros y ocultando la falta de amor con filantropía que está apareada a las
relaciones publicas; o porque soy pobre y víctima del sistema que me obliga a
mostrar mi odio cuando hay oportunidad y me turbo al pensar los asesinatos que
ocurrieron en tal o cual guerra civil que quedaron “impunes”, o aquel “líder”
que luchaba por “nuestra causa” y que fue vilmente asesinado, o recordar lo mucho
que les ha costado a nuestros padres el llevar el pan a casa, etc., etc.
Y la paz es un grafiti dibujado en la pared del olvido, esa paz que solo
puedo compartir con las personas que amo por vínculos sociales o familiares,
pero que no puedo brindar a aquellos que no son de mi preferencia partidaria, o
que tienen más que yo o tienen menos que yo, o que mis resentimientos sociales
y políticos le hacen zancadilla al Señor Jesús que todos llevamos dentro.
La paz no es un asunto de firmar un papel, con acuerdos y normas de
conducta, eso no es paz, eso es espíritu de contradicción, la paz está ligada
al amor, si dices tener paz pero en realidad es un disfraz para sobrellevar las
relaciones o la vida, entonces no es paz, es una hipócrita y vil mentira, es
tolerancia, que no es amor, sino una manera de ocultar el desamor.
14. Procurad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al
Señor; menciona el Santo Evangelio, y continúa: 15. Poned cuidado en que nadie se vea privado de la
gracia de Dios; en que ninguna raíz amarga retoñe ni os turbe y por ella llegue
a inficionarse la comunidad. Basta una simple murmura de alguno de nosotros,
ese simple comentario qué disfraza el juzgar a los demás con el ropaje de
derechos civiles, derechos laborales, derechos humanos, etc. para enturbiar el corazón
de todo un pueblo, un país.
Ahora qué está de moda “lo viral” la envidia, la vanidad y demás aderezos
del orgullo también se “viralizan” y la perversión es un estado normal de vida
de muchos de nosotros: siempre hay alguien a quien envidiar, siempre hay
alguien a quien desear, siempre hay alguien a quien desmerecer, o las deidades
creadas por deportes, música, etc., siempre hay alguien a quien o sobre quien verter
una “opinión” y con este impráctico ejercicio carnal la condenación es facilísima,
y el mundo sigue su marcha y los profesionales más engreídos y confundidos por
la ciencia con el corazón duro para asimilar la palabra del Señor porque el
conocimiento temporal le quito espacio al verdadero conocimiento, el único conocimiento
que debiéramos tener es el basado en el amor.
La santidad no es un estado de no pecar, la santidad es un estado de lucha
constante contra las tentaciones, y si no lucho por la santidad pues menos tendré
paz, no la paz que da la valium o el estomago haciendo una pesada digestión y
causa sueño porque el estomago le ha robado sangre al cerebro para procesar los
alimentos [ya que es un musculo] y duermo “tranquilamente”, o la paz que da la situación
económica, todo eso es superfluo y tantas situaciones de “paz” que nos engañan .
La paz es signo de santidad.
Cuando rezamos el Padre Nuestro, algunos lo hacemos de memoria, sin vivir
con el corazón cada frase, esa pequeña oración que nos toma entre 15 y 20 segundos
pronunciarla, tiene un clamor particular en una de sus oraciones, que hace referencia
a la paz y amor: “perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los
que nos ofenden…” y si fuere verdad que lo decimos considerando un juramento de
nuestra parte, pues no existiría tanto conflicto en nuestra sociedad, pero como
es un estribillo pronunciado por influencia del momento, pues las cosas seguirán
igual o peor que siempre, hasta que alguien en nuestro entierro se le ocurra
decir “ya está descansando en paz…” cuando con la muerte inicia el juicio de
nuestra vida y quién sabe si descansaremos en paz.
El orgullo del ser humano complica todo, esa manera que tenemos de
devolver la ofensa o de guardarla para desquitarnos con quien nos ofendió o con
quien se cruce en el camino; actualmente gozamos de problemas en el sistema
nervioso, me refiero a la humanidad entera, los alimentos que nos proveen ya
sean sintéticos o naturales, incluso el agua, están contaminados y la
agresividad con que los humanos vivimos es motivada por la alimentación como por la presión
de sobrevivir en este mundo futuro, en este mundo de guerra total, entre países
y entre hermanos no es fácil ejercer el Reino de Los Cielos y satanás sin mucho
esfuerzo está logrando ganar muchas almas para su infierno porque si ponemos atención
a lo que dice El Santo Evangelio
[14.
Procurad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor] entonces es
fácil perder la oportunidad de ser hombres de paz y alcanzar la santidad sin la
cual nadie podrá ver al Señor.
Orad, orad y orad; el orgullo se vence con la humildad, pero para ser
humildes hay que reconocer que Jesús es Él Señor, Él Rey de Reyes, y que si no
perdono no seré perdonado y sino amo a mis contrarios por demasiado amor que
prodigue a mis seres queridos no servirá de nada, y el mundo así seguirá, en
tanto esperemos con suficiente aceite para que cuando llegue el momento de
recibir al Rey las lámparas tengan suficiente para alumbrar el camino. [San Mateo 25:1-13][13. Velad, pues, porque no sabéis ni el
día ni la hora.]
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de
Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros [2ª Corintios 13:13].
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida
[San Lucas 1:35]
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida
[San Lucas 1:35]
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida
[San Lucas 1:35]
Gracias Espíritu Santo
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