La pena o tribulación y la culpa
[Tribulation
and guilt].
[Comentario/Reflexión a Génesis 4:1-5, 25]
La pena o tribulación es lo sensible, a lo que le tenemos
temor terrenal, sufrimos porque al ser sensitivos, sensoriales, lo sentimos y
padecemos en la carne. Pero ese padecer sensitivo nos hace olvidarnos de lo
espiritual, y en esto está la culpa, la tribulación es pasajera
[independientemente del tiempo terrenal que esta dure, siempre es poco en
tiempo celestial] la culpa es eterna.
El corazón humano se deja embriagar por la pena o
tribulación y en la lucha por superarla nos olvidamos de la culpa porque como
no hemos tenido la oportunidad de sentir los padecimientos del infierno pues la
obviamos y nos preocupamos por superar la tribulación y superando lo temporal
terreno sucumbimos el alma a la eterna tristeza.
En estos versículos del Santo Libro del Génesis están
identificados la adoración que practicada con humildad aviva el amor a Dios y
la falsa adoración, la falsa religión que da paso a la envidia motivadora del
odio, el orgullo motivador de la envidia, el asesinato, la mentira, la
tribulación y la culpa; todas las debilidades de la carne que trascienden en la
pena que sin arrepentimiento y penitencia será el sello que nos ate a la
condenación eterna.
Caín practica la religión sin entrega real de su corazón;
tal es así que cuando entrega la ofrenda da lo que considera que debe dar y no
lo que Él Señor merece, entrega a los demás según la conveniencia.
Abel practica el amor y entrega su ofrenda, lo mejor, que
sería darse por entero a los que le necesitan o cuando le solicitan algo [San Mateo 5:42].
Están la religión y la espiritualidad, la religión que de
tanto practicarla se seculariza y los individuos actúan automáticamente cayendo
incluso en hacer terrestre La Palabra, modernizándola, [de esto no escapan incluso las autoridades eclesiales] y acomodar su vivir a la
conveniencia, practicar lo que conviene y lo que no conviene dejarlo para otros.
Lo espiritual es la confianza, la fe en La Palabra, la practica constante de la
caridad, vivir sin dobleces, no vida de tiempo en parroquias o templos, sino
que además de la vida religiosa hacen de su cuerpo el verdadero templo del
Espíritu Santo y como tal se lucha contra las tentaciones que pudieran ir en
detrimento del cuerpo y del Espíritu.
Lo espiritual reconoce la culpa, si no se reconoce la culpa
no habrá oportunidad de arrepentimiento y del cambio de actuar y cuando se
llegue la hora, el momento rendir cuentas, el tiempo no podrá ser echado para
atrás y todas las oportunidades que tuvimos de redimirnos serán la tierra
improductiva que le correspondió a Caín por los pecados cometidos.
El pecado es inherente al hombre, a la humanidad, el fomes
peccati, la tendencia al mal que siempre habita en nuestros corazones; seria
evidente el orgullo si declarásemos que alguno de nosotros está exento de
cualquier culpa posiblemente aduciendo que no se relaciona con nadie y que pasa
su tiempo encerrado en su casa o en su trabajo, pues igual hay faltas, culpas,
pecados de omisión que aun estando aislados del mundo nos alejan de la
santidad.
Con el bautizo, con ese exorcismo, nos eliminan el pecado original,
pero no nos eliminan la tendencia a la concupiscencia, esta se menciona en el
Padre Nuestro cuando decimos: no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal…
porque la culpa surge de caer en la tentación al no dominar los sentidos y esa
es la lucha de la vida, la tentación tiene su contraparte que es la caridad, si
hay caridad la tentación se somete y con las practicas de piedad recurriendo al
Señor para que nos socorra, la reconciliación constantemente, buscando la absolución
de los pecados y comiendo el Cuerpo de Cristo, la culpa se disipa y engendra al
hombre nuevo [Gálatas 2;20].
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de
Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros [2ª Corintios 13:13].
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida
[San Lucas 1:35]
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida
[San Lucas 1:35]
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida
[San Lucas 1:35]
Gracias Espíritu Santo
Génesis
4,1-15.25.
1. Conoció el hombre a Eva, su mujer, la cual concibió y dio
a luz a Caín, y dijo: «He adquirido un varón con el favor de Yahveh.»
2. Volvió a dar a luz, y tuvo a Abel su hermano. Fue Abel
pastor de ovejas y Caín labrador.
3. Pasó algún tiempo, y Caín hizo a Yahveh una oblación de
los frutos del suelo.
4. También Abel hizo una oblación de los primogénitos de su
rebaño, y de la grasa de los mismos. Yahveh miró propicio a Abel y su oblacíon,
5. mas no miró propicio a Caín y su oblación, por lo cual se
irritó Caín en gran manera y se abatió su rostro.
6. Yahveh dijo a Caín: «¿Por qué andas irritado, y por qué
se ha abatido tu rostro?
7. ¿No es cierto que si obras bien podrás alzarlo? Mas, si
no obras bien, a la puerta está el pecado acechando como fiera que te codicia,
y a quien tienes que dominar.»
8. Caín, dijo a su hermano Abel: «Vamos afuera.» Y cuando
estaban en el campo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo mató.
9. Yahveh dijo a Caín: «¿Dónde está tu hermano Abel?
Contestó: «No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano?»
10. Replicó Yahveh: «¿Qué has hecho? Se oye la sangre de tu
hermano clamar a mí desde el suelo.
11. Pues bien: maldito seas, lejos de este suelo que abrió
su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.
12. Aunque labres el suelo, no te dará más su fruto.
Vagabundo y errante serás en la tierra.»
13. Entonces dijo Caín a Yahveh: «Mi culpa es demasiado
grande para soportarla.
14. Es decir que hoy me echas de este suelo y he de
esconderme de tu presencia, convertido en vagabundo errante por la tierra, y cualquiera
que me encuentre me matará.»
15. Respondióle Yahveh: «Al contrario, quienquiera que
matare a Caín, lo pagará siete veces.» Y Yahveh puso una señal a Caín para que
nadie que le encontrase le atacara.
25. Adán conoció otra vez a su mujer, y ella dio a luz un
hijo, al que puso por nombre Set, diciendo: «Dios me ha otorgado otro
descendiente en lugar de Abel, porque le mató Caín.»
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