Un cafecito con el Cura: Los Santos.
Los santos están en el
cielo, y los hay sobre la tierra, todo el que logre llegar a la patria
celestial será un santo, existen muchos santos con vida ejemplar que para la
historia del mundo están en el anonimato, hay otros que por sus actividades
públicas por una u otra razón, son en la tierra
considerados como tal, no nos referimos a líderes políticos v. gr. hay que considerar que luego del concilio
vaticano II la iglesia sufrió una transformación con mayor influencia de la
iglesia popular y muchos religiosos tomaron el liderazgo político pero no en
defensa de la fe sino que por ejemplo para evitar la represión de los pobres a
través de las organizaciones populares de base, hay amor en esta acción pero
más que amor es un interés particular no
de entrega total; todos los que estamos
en el mundo somos adeptos al mismo amor Divino, porque al final cada alma que
se va al infierno es un triunfo para satanás y cada una de nuestras almas tiene un valor incalculable
para nuestro Señor; hay que luchar contra las injusticias pero no devolviendo
odio por odio, sino amor por odio, el trabajo de los pastores consagrados es
ese, dar al César lo que es del César y a
Dios lo que es de Dios. [San Marcos 12: 17. Jesús les dijo:
«Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios.» Y se maravillaban
de él.].
Los pastores
consagrados, los hijos predilectos, que toman un rol en la sociedad en defensa
de los pobres debieran tener como bastión en primer lugar promover el
cumplimiento de los preceptos tales como la reconciliación verdadera, la
oración, el ayuno y la penitencia; no olvidar que todo cuanto sucede en este
mundo y aunque se trate de injusticias sociales son asuntos del “mundo” y que
lo que verdaderamente interesa es salvar las almas.
Si Él Señor Jesús
hubiera vivido en esta época fuera considerado como un servil de los poderoso o
un líder miedoso, ya que rehúye pelear contra el poder político de la época, en
cambio su misión no es repartir riqueza por doquier o eliminar el sufrimiento
terrenal, al contrario se sienta a la mesa con derechista, izquierdistas,
ateos, materialistas dialecticos, etc. y promueve su reino que no es de este
mundo
[San
Juan 18: 36. Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese
de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los
judíos: pero mi Reino no es de aquí.»], porque la verdadera razón del vivir
es no morir en el pecado sino que morir para la vida eterna [Filipenses 1:
21. pues para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia]. La razón de la
palabra, del Verbo es unir, ser santos como Él.
Muchas guerras civiles
se hubieran evitado, masacres, violaciones al status, si los sembradores, los llamados a ejercer el
amor del Señor hubieran confiado en el poder de la oración y el poder de reunir
en una sola mesa a los de derecha e izquierda a través de la invocación del
auxilio de la Reina, consagrando los corazones de los enfrentados a su
inmaculado corazón.
Actualmente hay una
oportunidad que está siendo desperdiciada para ganar santidad, este país que
lleva el nombre comprometedor de Él Salvador [comprometedor porque al pronunciarlo
indebidamente caemos en herejías] y los líderes religiosos actuando en base a
lo que le viene del vaticano [tiene voto de” obediencia” al hombre, no a Dios]
no mencionan en las homilías el poder de la reconciliación, la existencia del
infierno y modernizados no hacen uso de la convocatoria al ayuno y la
penitencia para que la violencia derivada de las pandillas o maras se termine,
pero no, prefieren ganar presencia mediática dando opiniones que son del mundo
con esto debilitan la fe de los ávidos de salvar las almas y fragmentan a la
sociedad. Te aseguro con certeza que si los pastores consagrados, los hijos
predilectos motivaran un ayuno general, penitencia y oración consagratoria la
violencia en nuestro país y la corrupción de los políticos se redujera
impactantemente, entonces si hablaríamos de santos, habría santidad al promover
el amor y no el odio que quiebra las generaciones y nos cierra las puertas a la
vida eterna.
¿Y quién luchara por
los pobres, contra las injusticias?
¿Y quién pregonando o
evangelizando en el amor del Señor puede estar contento de ver como el sufrido
pueblo es martirizado? Creo que nadie estaría contento,
ninguno, pero es cierto y lo repetimos, el amor cambia todo, no puede alguien
promover la ruptura de las “injusticias sociales” promoviendo el daño hacia los
que oprimen, total muchos de ellos creen en Dios, pero están confundidos igual
que los oprimidos proletarios. La santidad estriba en la entrega espiritual, el
ofrecimiento que el hijo predilecto haga al Señor a través de oración, ayuno,
vida ejemplar, entonces esa guerra que se pudo evitar, ese odio generacional
que perdura durante muchos años pudo haberse evitado porque la oración de los
santos cambia el corazón hasta del malvado, oligarca o más vil explotador que
exista. Entonces si logras eso, humilde servidor de Dios, ten por seguro que
serás un Santo, en la tierra y en el cielo. Es diferente un santo a un mártir
político, el santo es santo por defender la verdadera fe libre de odios, y el
mártir político es alguien que por haber tenido el valor de denunciar
públicamente, lo cual no es malo sino que lo hacen por caminos espiritualmente
erróneos, alguna injusticia política, económica o social, pero que su acción no
causo un efecto tal que se evito una guerra o se promovió el cambio de
conciencias, sino al contrario su imagen es utilizada para mantener el odio y
la división entre hermano. [San Lucas 9:
60. Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a
anunciar el Reino de Dios.»] Si eres un religioso consagrado, pues debes saber
que la lucha no es contra poderes de hueso y carne, entonces la base del cambio
son las herramientas espirituales, pero para poder aplicarlas también es
conveniente prodigar el amor así tal cual es el amor de Jesús [San Mateo 6: 33. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán
por añadidura.]
Donde hay división no
hay amor, porque el amor es unidad, conflictos existirán siempre dada nuestra
natural tendencia al mal [fomes pecati], pero donde hay amor el rencor no perdura por veinte, treinta o cuarenta
años, ya que con el amor se rompe la brecha hereditaria del mal, si tu corazón
de padre o madre está lleno de resentimientos es por seguro que tus hijos
también los tendrán [San Lucas 6:
44. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni
de la zarza se vendimian uvas.] , si eres guía espiritual tus feligreses en su corazón
serán el reflejo de la fe que tu emanas, mientras no exista una purga
consciente de nuestras debilidades y el deseo de cambiar, siempre tomaremos el
Cuerpo de Cristo con impureza no importando cuantas bendiciones el sacerdote te
haya prodigado, si tu corazón no está limpio de rencores y odios entonces la
hipocresía no es pesebre para recibir el Cuerpo Santo. [Hebreos 10:
29. ¿Cuánto más grave castigo pensáis que merecerá el que pisoteó al Hijo de
Dios, y tuvo como profana la sangre de la Alianza que le santificó, y ultrajó
al Espíritu de la gracia?], ahora bien, pues si no crees en el poder de la
Palabra, pues ni modo a utilizar las herramientas del mundo y pelear por esas
injusticias sociales para ser un mártir, pero no un santo.
Si los hijos
predilectos hicieran bien su trabajo espiritual, este amado pueblo de Dios no
tendría uno sino muchos santos, tanto laicales como consagrados.
Cada cual tendrá su propio
juicio, cada uno de nosotros seremos juzgados por la santidad basada en el
amor.
[San Lucas 12: 47-48.
«Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni
ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y
hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le
reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.]
El mundo está confuso,
confunde la santidad del mundo con la santidad basada en el ejemplo del Rey; el
mundo está confuso viviendo lo que el padre de la mentira desea, la justicia
terrenal sale sobrando para lograr alcanzar la vida en la Iglesia Triunfante.
La verdadera santidad se conoce por los frutos de amor y del verdadero cambio
que genera en aquellos que se ven auxiliados por los verdaderos santos en la
tierra. El mundo se confunde más por el ateísmo que existen entre los hijos
predilectos, si ejercieran el apostolado con fe, los milagros fueran
cotidianos, fuéramos un prospero país.
Que Dios bendiga a los
santos mártires que ofrendaron su vida defendiendo la fe, promoviendo el amor
sin importar estatus sociales y con la esperanza y creencia de que Jesús es un
Dios vivo que escucha el clamor de los que suplican la salvación para la vida
eterna.
[I Corintios 15: 12. Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de
entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay
resurrección de los muertos?]
Gracias por el café, le prefiero sin azúcar para poder saborear el sabor
del sudor de las manos de los jornaleros que cortaron la semilla bajo el ardiente sol y con los estómagos vacios.
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