El Paralitico y los escribas
[Comentario / reflexión San Marcos 2:1-12]
Contemplar el
cielo, allá a lo lejos se ven nubarrones y ese color de las nubes cargadas de
lluvia, negras, obscuras, da la impresión que el agua esparcida será de color
negro, pero no, cuando cae es traslucida. Y lejos llueve, y en este lado en
donde estamos aún hay rayos de sol y por la dirección que lleva el viento tal
parece que no lloverá, y contemplamos ese cielo partido entre nubes negras, más
acá un poquitín gris y ya cercanamente blanquitas.
Es un debate entre el cielo
azul y las nubes cargadas de ansiedad lluviosa, así son los hechos de nuestras
vidas, se presentan los panoramas frente al vivir y la asimilación de las
situaciones nos dan la perspectiva, en un sentido terrenal, de lo que esperamos
de una u otra situación o emitiendo un juicio ya sea acertado o erróneo.
Los protagonistas del
acto de amor y de fe son los familiares del paralitico y el paralitico; hay afán
porque Él Señor les sane, y con ese afán y lucha impulsada por la fe logran
llegar a toda costa a donde esta Él Maestro y la bondad del Verbo se traduce en
humildes palabras que transforman la fe del creyente en auto-curación al decir:
¡Tu fe te ha salvado! La curación la autoriza Él Señor pero descansando en la
voluntad del enfermo.
Los puntos de
vista le llaman los que promueven debates de opinión: En este Santo Evangelio
sucede lo que nos sucede o nos ha sucedido a muchos de nosotros, ya sea siendo
él que es sujeto de la crítica o él que esta criticando; la mayoría de
ocasiones cuando lanzamos la critica sin escuchar a la otra parte, siempre es
así, dejamos el argumento a medias y en asuntos de “la verdad” no existen las “medias
mitades”, o es verdad o es mentira. [San Lucas 17:3-4 Cuidaos de vosotros mismos. «Si tu hermano peca,
repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al
día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", le
perdonarás.»]
Los escribas
colaboran en la sanación del paralitico, porque al juzgar las palabras vertidas
por Él, ellos trabajando para satanás con su actuación, permiten que Él Señor
se glorifique; esa es una característica de la maldad, cuando todo se aclara el
que ha sido sujeto de criticas es elevado a la gloria aunque no se rectifiquen
los que están equivocados.
Él Señor ha curado
dos tipos de parálisis en este evangelio; la del enfermo y la parálisis
espiritual de los escribientes (se entiende que al ver obrar un prodigio exista
un cambio de sentir y pensar, pero si las dominaciones son más fuertes que la
voluntad, la dominación gana esa alma). Y llama la atención que El Señor Jesús
cuando sana enfermedades o exorciza siempre dice: “tu fe te ha salvado”; casi
no menciona “te ha sanado”, la incredulidad del materialismo no acepta que todas
las enfermedades provienen del pecado, todas, ya sea por herencia o por accion propia. Especialmente los pecados de omisión
que en resumen son pecados contra el Espíritu Santo.
El paralitico y
sus familiares en acto de humildad reciben lo que buscan, y los escribas en un
acto de orgullo reciben una catequesis práctica del poder del Señor. Ambas
situaciones se repiten a lo largo de la historia del mundo; algunos buscan al
Señor por fe y otros porque necesitamos milagros para creer, y ese milagro
llega muchas veces retando el poder Divino, ante la incredulidad el Señor actúa.
La sanación del paralitico es por seguro que se haría en un tiempo prudencial,
pero ante el reto del orgullo de los escribas Él Señor decide hacerlo ahí
mismo, parece un acto de enojo, pero no, hay amor para el sanado y para los de
las criticas, porque el que ama no esconde nada y en este caso acelera el
proceso de sanación para escarmiento de los incrédulos.
Sanar el alma y
curar el cuerpo, dos diferentes sanaciones en un solo evento.
Juan 20:29 Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que
no han visto y han creído.»
Amén.
Por siempre sea alabado Jesús Sacramentado, en los Cielos y en la Tierra vuestro Nombre sea alabado.
Por siempre sea alabado Jesús Sacramentado, en los Cielos y en la Tierra vuestro Nombre sea
alabado.
Por siempre sea alabado Jesús Sacramentado, en los Cielos y en la Tierra vuestro Nombre sea
alabado.
Ave María Purísima. Sin Pecado Concebida.
Ave María Purísima. Sin Pecado Concebida.
Ave María Purísima. Sin Pecado Concebida.
Gracias Espíritu Santo.
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