Comentario a la Epístola I de San Juan
3:11-21.
Amémonos unos a otros
Fácil hacer el bien, difícil el adquirir la conciencia para hacerlo, no me
refiero a la pobre limosna, hacer el bien con pobre limosna eso no es bondad,
la bondad abarca el perdón, el perdón no solo es perdonar a los que nos han
causado una ofensa, un mal momento, una crítica insana, o qué por ejemplo en
nuestro oficio o trabajo por razones indecorosas no es reconocido el buen
trabajo; amar al prójimo es una dimensión abarcadora de muchas situaciones y
aspectos desde lanzar una pequeña basura en la calle, utilizar de manera inútil
el claxon del vehículo, o como peatón ser desconsiderado de los coches que
transitan y me cruzo la calle sin precaución, ya no digamos la infidelidad en
el matrimonio, el sexo libre, los abortos, el uso de anticonceptivos, etc.
El mundo está falto de amor, y a medida avance el tiempo y se llegue el
tiempo de la cosecha la vida será más complicada; en estos tiempos toda
conversación o platica ya sea rutinaria, coloquial o de negocios siempre está
encausada a criticar (el chambre se disfraza de “comentario”), murmurar o
hablar de un tercero que no está presente y por el lado del amor fraterno ya no
se diga, (los “valores” le llaman los que no creen en Jesús, no hay valores,
solamente hay amor u odio) la comprensión no existe y si existe le llaman
“tolerancia” que es un estado sentimental ligado al interés individual y
fortalecer el ego y dividir a la sociedad, ocultar el pecado, la blasfemia o la
apostasía.
Amar y actuar, porque si amas y no actúas entonces no es amor, solo es fantasía,
el amor al prójimo se demuestra con hechos: compartiendo lo que tienes. Si eres
pobre comparte tu cariño y la bondad de tus palabras y gestos, si tienes
recursos terrenales, pues no le niegues al que te pide, y si no hay quien te
pida, pues sal en búsqueda de quien necesite, siempre habrán pobres en la
tierra, y con los pobres la posibilidad de que los que tienen ejerciten el
Reino de Los Cielos.
El amor debiera ser una obligación para los que son los hijos predilectos
de la Santísima
Virgen María, los sacerdotes, también para las religiosas
ordenadas; no obstante hay personas que dicen que son ateas pero en la vida son
amorosos con el prójimo, en realidad, sí existe amor en ellos para con el prójimo,
no son ateos, analfabetas del conocer de Dios posiblemente más que ateos.
Amar y acción, la misericordia es un don Divino, la caridad es el mayor de
los dones de todos, sino hay caridad que importa lo demás, si tenemos lo demás solamente
somos personas vacías, con gozo terrenal, pero sin un futuro en el Reino de
Dios, ya lo dice San Pablo en la I
de Corintios:
1.Aunque
hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy
como bronce que suena o címbalo que retiñe.
2.Aunque
tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia;
aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo
caridad, nada soy.
3.Aunque
repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo
caridad, nada me aprovecha.
4. La caridad es paciente, es
servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe;
5. es decorosa; no busca su
interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal;
6. no se alegra de la
injusticia; se alegra con la verdad.
7. Todo lo excusa. Todo lo cree.
Todo lo espera. Todo lo soporta.
8.La caridad no
acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la
ciencia.
9. porque parcial es nuestra
ciencia y parcial nuestra profecía.
10. Cuando vendrá lo perfecto,
desaparecerá lo parcial.
Es difícil en estos tiempos el querer a los demás sin interés de por
medio, el vivir así está estructurada basada en lo egocéntrico, pero no por
voluntad propia de cada ser sino porque el consumismo nos encamina a lo humano-céntrico
y no a lo Cristocentrico, aprender amar
a los demás es una gracia Divina que se logra por medio de la oración constante,
permanente, ya que si no hay amor lo que hay es orgullo y vanidad, que son los
pecados en los cuales se sustentan los demás pecados que ofenden al Señor.
Por gracia de Dios, dice que la caridad no se acabara nunca, entonces el
amor de Dios para con nosotros es interminable y cada momento de nuestra vida
es un buen momento para aceptar el cambio y vencer la soberbia que es el
principal obstáculo para poner los pies en la tierra y alcanzar el cielo.
Pensar antes de actuar, pensar con el corazón no significa ser
sentimentalista, pensar con el corazón es tener temor a Dios que es el
principio de la sabiduría.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario