Preparación
a la Epifanía
02/01/2016
por Meditación del día
Padre Alonso de
Andrade, S.J
Dice el sagrado Evangelio: naciendo Cristo vinieron los sabios de
Oriente a adorarle, guiados por una
estrella. Se turbó el rey Herodes, y con él toda su corte. Llamó a sus
consejeros, y por su orden los envió a Belén.
Se les apareció la estrella que habían visto en el Oriente con sumo gozo
de sus almas, llegaron y adoraron a Jesús. Le ofrecieron sus dones, y teniendo aviso del cielo,
volvieron por otro camino a su tierra.
PUNTO PRIMERO. Considera cómo
llamó Dios a reconocer a su Hijo a los ángeles y pastores, y después a los
reyes y sabios, a Ana profetisa y a Simeón sacerdote, y trayendo gentes de todo
tipo a adorar a Cristo, porque nace como el sol que es igual para todos, y a todos
llama. A ti también te llama, para venir a su
servicio, sin que tengas excusas por pobre o rico, por noble o plebeyo, por
seglar o eclesiástico; a todos llama, para todos nace, no rehúses tú de buscarlo y servirlo,
sino que con toda diligencia ofrécete a su servicio.
PUNTO II.
Considera cómo llamó a estos reyes por medio de una estrella, y a la
primera luz de sus rayos se resolvieren
a dejar sus tierras, vasallos, riquezas y comodidades, y tomar tan largo y
trabajoso camino, para venir a adorar a Cristo, y a ofrecerse a su servicio. Aprende de su fervorosa obediencia a venir
a Cristo, ya a buscarlo a costa de cualquiera trabajo, luego que te llamare por medio de la
estrella de su inspiración, y a la primera luz que te diere de su santa
vocación. Mete la mano en tu pecho, y considera cuántas veces te ha
llamado, y cuántas le has resistido,
haciéndote sordo a su voz. Avergüénzate de que
los gentiles te llevan la ventaja en responderle y servirle, y no seas remolón, sino que pronto y rendido, dile con Samuel: Habla, Señor que tu
siervo oye. Y con San Pablo. Señor, ¿qué queréis
que haga? Aquí me ofrezco todo
a tu servicio y por esclavo tuyo.
PUNTO III.
Considera, que llegando a Jerusalén, corte del Rey Herodes desapareció la
estrella, y saliendo, se les volvió a aparecer y los guió hasta llevarlos a la
presencia de Cristo. Porque la luz del Cielo, y las inspiraciones de Dios
desaparecen del alma con el bullicio de la corte, y se recuperan fuera de ella
en la soledad y retiro de los negocios seglares. En las cortes
de los reyes, en sus palacios y en el trato de sus cortesanos se pierde la
devoción y la luz que rompe las tinieblas del engaño, para buscar a Cristo. Y fuera de ellos se halla en la soledad y silencio
en el recogimiento y oración retirada con Dios.
Pídete cuentas a ti mismo, y mira desapasionadamente cuantas veces has perdido
la paz de tu alma y la luz que desengaña; y los buenos propósitos y la estrella
del conocimiento de Dios y del aprecio de los bienes eternos que te guiaban al
cielo, por entrar en la corte y en la frecuencia de los pueblos y en los
negocios del siglo. Y pues el remedio está en huir de ellos, resuélvete con
estos santos reyes a salir de los tráfagos y bullicios del mundo, y a dejar
todos los negocios seculares y retirarte a procurar el negocio que más te
importa que lo es el de tu salvación.
Hallarás la estrella de la devoción y la luz que rompe las tinieblas, que te llevará a la presencia del Señor, hasta
unirte con él. Finalmente, pídele gracias para alcanzar este favor y fuerzas para
ejecutar este consejo tan útil para tu alma.
PUNTO IV.
Considera en aquel dichoso portal a Cristo niño en manos de la Santísima Virgen
y en compañía de San José, y a los santos reyes, arrodillados a sus pies,
adorándole como a Dios y ofreciéndole sus dones. Entra con la meditación en sus
corazones, y contempla el gozo que tendrían cuando después de tan largo y
trabajoso camino, hallaron la joya que buscaban y vieron con sus ojos al
Deseado de los Siglos. No se hartarían de mirarlo, y estarían bañados en un mar
inmenso de alegría ofrecerían a Cristo sus dones y mucho más sus corazones para
servirle eternamente, y el Señor les retornaría millares de gracias y favores,
enriqueciéndoles de fe, esperanza, caridad, fortaleza, luz y sabiduría
celestial, conocimiento y aprecio de los bienes eternos, y desprecio de los
temporales, y un celo ardiente de traer todo el mundo al conocimiento y
servicio de Cristo. Oye con atención los coloquios que tendrían con la Santísima
Virgen, y con el glorioso san José los días que allí estuvieron, y saca de
estos panales dulce miel de devoción para tu alma. Reconoce cuánto importa seguir la estrella
de la santa inspiración para venir a Cristo y el gozo sobre todo gozo que reciben
los que de corazón se entregan a su servicio y colmo de todas las virtudes, y
ofrécele tu corazón con estos Santos Reyes y cuanto posees y tienes, y
recibirás un galardón eterno.
Padre
Alonso de Andrade, S.J
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