La Presentación del Señor Jesús en el Templo.
[San Lucas 2:22-40]
No vino al
mundo a abolir la Ley [San Mateo 5:17] sino a dar
cumplimiento; lo que vence al demonio no es la pobreza sino la obediencia.
La Inmaculada
Virgen María y su esposo San José dieron cumplimiento a la Ley presentando al
recién nacido conforme al tiempo en que la madre debiere ser purificada [San Lucas 2:22] y aunque no estuviera obligada a hacerlo,
siendo que era y es la Madre de Dios, cumplió humildemente con lo que la ley
ordenaba.
Así el Rey
desde que estaba en el vientre materno y en sus primeros días ya en el mundo se
sometió a la obediencia, con ello manifestando su mansedumbre y humildad.
La obediencia
es la base de la humildad, la tentación nos seduce para transgredir la
obediencia; los llamados pecados veniales, aquellos pecados que creemos en
nuestra conciencia que no le causan daño a nadie son el primer eslabón en la
cadena de pecados mortales que inician cuando decidimos tomar caminos cortos,
caminos anchos, desobedeciendo la norma, la regla, etc.; En muchas ocasiones la desobediencia tiene su
esencia en la comodidad, en la búsqueda de facilitar ciertas actividades o
acciones a fin de satisfacer nuestras necesidades corporales o sentimentales le
damos paso al placer, y sabemos que todo lo que le produce a la carne
satisfacción tiene como consecuencia el adormecimiento o alejar al Espíritu
Santo.
En esta vida
actual, moderna, en que la secularización priva sobre lo espiritual, y que la
individualidad ha marginado y desligado al ser humano del sentir social, o
dicho de otra manera en esta época de redes sociales y de obtención de logros y
reconocimientos o de lucha diaria por sobrevivir que hacen actuar al hombre
buscando su beneficio personal y no la búsqueda del bienestar del prójimo, todo
esto dado que los estándares de vida [consumismo] han sido trepados a un nivel
en que los pobres son más pobres que los pobres de antaño y en que los ricos
son más ricos que nunca, romper las reglas Cristianas [San Juan 13:34] es parte del diario vivir y el rechazo del bien y la propensión
al mal [fomes peccati] y la obediencia es un asunto que de virtud se ha transformado
en “valor” y siendo valor no es intrínseco al Espíritu sino al ego.
satanas ha
sido, y es, derrotado desde que la Inmaculada Virgen María dio el sí al Arcángel
San Gabriel en la anunciación [San Lucas 1:26-38] , iniciando la
historia de nuestra salvación por medio de la obediencia, y en cada acto de
nuestro Señor todo el tiempo que vivió en la tierra está basado en la
obediencia; la obediencia es la base de la santidad [1 San Pedro
1:16], tal como el primer milagro que se hizo
público en las bodas de Cana obedeciendo a su Madre [San Juan 2:1-5] ; por obediencia nuestro Señor fue ignominiosamente crucificado
y por obediencia granjeo nuestra salvación eterna.
El acto de
presentar al Niño Jesús en el templo es un acto de humildad basado en la
obediencia; la obediencia en función de los preceptos emanados del cielo a través
de los sacramentos libres de modernismos son el camino al cielo. Cumplir los
diez mandamientos de la Ley de Dios, darle vida a las bienaventuranzas y el
amor al prójimo son actos de obediencia similares al acto de obediencia de la presentación
del Señor en el templo y purificación de la Santísima Virgen María.
Hay que
obedecer a la Santa Iglesia, la verdadera Iglesia, y rechazar las prácticas
modernistas que han mancillado incluso el Santo Sacrificio de la Misa; seamos
humildes y mansos [San Mateo 11:29] busquemos el camino de presentarnos también nosotros
en El Templo tomando ese yugo que se llama obediencia y darle paso a la
mansedumbre orando constantemente, buscando la Eucaristía diariamente y acompañar
a San José y la Santísima Virgen María en esta presentación rezando a diario el
Santo Rosario.
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida.
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida.
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida.
Amén.
CUARTO MISTERIO GOZOSO:
LA PRESENTACION DEL SENOR JESUS EN EL TEMPLO.
Reflexionemos:
La Inmaculada Virgen Maria presento a Jesus en el templo, y
aunque no estuviera obligada a
hacerlo, cumplió humildemente con lo que la ley ordenaba para su “purificacion”.
“Cumplido
asimismo el tiempo de la purificación de la madre, según la ley de Moises, llevaron el niño a Jerusalen, para
presentarle al Senor, como está escrito
en la ley del Senor: Todo varon que nazca el primero, será consagrado al Senor; y para la ofrenda como esta también ordenado en la ley del Senor.” [Lucas 2, 22-24]
Oremos:
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta decena en honor de Vuestra Presentación
en el templo y Purificación de María; y
te pedimos –por este misterio y la intercesión
de tu Santísima Madre- la gracia y el don de la sabiduría y una gran pureza de cuerpo y alma.
1 Padre Nuestro, 10 Ave María, 1 Gloria
al Padre, 1 Oh Jesús Mío y al final agregar: Gracias del Misterio descended a
nuestras almas y hacedlas verdaderamente santas.
Amén.
Manny Cornejo
Empresayevangelio.blogspot.com