Lo qué cuesta creer...

Lo que me cuesta creer

[I de San Juan 4:19-21 y 5:1-4]

Toda la predicación de los apóstoles, luego de recibir al Espíritu Santo, toda radica en expresar el amor, el amor de Dios a la humanidad; insisten en ello, ya antes de humanarse el Verbo la humanidad no tenia opciones para pasar a la vida eterna, el momento mismo en que Jesús Él Señor muere en la cruz y baja a los infiernos, en ese instante se liberaron todas las almas acumuladas en el limbo desde San Adan y Santa Eva; muchos santos esperaban por el Mesías para su liberación, si bien el limbo no era el infierno pues era un lugar oscuro, simple y de espera, sin tormento, sin ver a Dios ni adorarlo, y el cielo gracias al amor aperturo para la humanidad.

Con la muerte de Él Señor el cielo se abré para todos los que no se condenen y nació el purgatorio, lugar de tormento casi  parecido al infierno, con la única diferencia de qué los que sufren el ardor de los tormentos están a un paso de acceder al cielo, en cambio en el infierno no hay opción, es una condenación eterna; dice  la palabra que “solo los limpios de corazón verán a Dios” [Mateo 5:8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios] entonces antes de poder ver a Dios es necesario pasar por el fuego para purgarse y acceder a la vida eterna, en cambio este suplicio se puede evitar pasando por el fuego las tentaciones [penitencia] en esta vida y ejerciendo el amor al prójimo.

Suena ilógico: ¿sí alguien nos quiere cómo es posible que nos torture? Bueno, Dios, es un Dios de amor, pero también de justicia.

Como podría ser posible que alguien qué con tibieza ha estado con un pie adentro para darse golpes en el pecho en la iglesia y con el otro afuera, siendo la conducta fuera de la iglesia como un ogro con sus semejantes o no perdiendo oportunidad para sacarle provecho a las situaciones en las que aventaja a los otros y etc. tenga la misma oportunidad de ir al cielo igual a un santo, no me refiero a los canonizados por el vaticano, sino alguien común y corriente con una vida de sacrificio basada en la fe y la caridad y al momento de entregar cuentas sea juzgado con la misma vara del tibio. Una manifestación de amor estriba en no condenarnos al infierno, aunque lo merezcamos, sino en mandar a quemarnos un poco en el suplicio y en el tormento para aspirar a la iglesia triunfante. Por esta razón es necesario mostrar amor para con los demás, no solo en acciones, sino en palabras evitando al máximo las criticas y juzgar aunque haya razón para hacerlo, ser piadosos es importante y el arrepentimiento y enmendar también. [1ª de San Pedro 4:8 8. Ante todo, tened entre vosotros intenso amor, pues el amor cubre multitud de pecados.]

Antes de la venida del Señor, la humanidad, especialmente el pueblo de Israel, era sometida a castigos tremendos, por unos pagaban todos, con la muerte y resurrección del Señor se cierra un ciclo de selectividad en el pueblo escogido y se abre la puerta para los gentiles, los ateos, los paganos, y tengamos cabida en la salvación, por medio del bautismo y la confirmación todos somos Israelitas, hijos de Dios, esta marca es aunque cuando crezcamos nos volvamos gnósticos.

En estos últimos tiempos la humanidad está siendo sometida a temblores, terremotos, inundaciones tremendas, crueles actos de terrorismo, enfermedades desconocidas, y una cantidad de malestares que sufre la humanidad, especialmente la más desprotegida económicamente, etc. pero la mayoría de males han sido motivados por la ambición del hombre mismo, representado por los grupos de poder económico; en su mayoría son herederos de caifás y herodes, grupos económicos masónico/judíos y creadores de la lucha de clases ; el amor de Dios está presente, aunque no lo parezca, muchos padecimientos son para forzar a entrar en razón asumiendo humildad orando al Señor y mitigando la soberbia; al final más qué en la vida hay interés en la muerte, porque la vida es un simple suspiro, en cambio al morir nos espera la eternidad.

Hay maneras de morir que dentro del amor de Dios son necesarias para purgar los pecados cometidos y salvarnos del infierno ¿o no es mejor sufrir aquí, en lugar de después?  Si creyéramos en la vida eterna no lloraríamos tanto cuando alguien muere, sino entre la tristeza de la falta del que se fue, también cabría la alegría del pasar en realidad a “mejor vida”; siempre decimos “ya está descansando en paz”, emitiendo un juicio que no nos corresponde ni pertenece, nadie tiene la plena seguridad de al morir descansar en paz, hay que entregar cuentas y de no merecer el castigo eterno iremos al cielo eterno. Por esta razón es necesario no rezarle al muerto sino al alma del muerto, implorar por el perdón de los pecados del alma del fallecido; la misericordia del Señor es tal que siendo justo también sabe darnos lo bueno inmerecidamente.

El amor de Dios existe, la confusión la causan los mismos de siempre, los ateos, los materialistas dialecticos,  sin razón justificada juzgan a Dios, y los mancilladores del Santisimo Nombre de La Santisima Virgen María, Madre de Dios y esposa del Espíritu Santo. [San Mateo 12:32 Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que la diga contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro.]

Es difícil comprender humanamente cual es el rol del individuo en la vida y del porque el sufrimiento y demás tristezas; hay que luchar por la santidad y en esa lucha se comprenderá el porqué racional de las tribulaciones [1ª San Pedro: 1:15-16. más bien, así como el que os ha llamado es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta,. como dice la Escritura: Seréis santos, porque santo soy yo.]

Amén

[-Este tipo de lectura o artículos son de los “no buscados” por la moderna humanidad, no escribimos para vanagloria personal, ni para que le den un “like”, el fruto será despertar el interés en lo espiritual y la santidad; no se mueve la hoja de un árbol sin la voluntad de Dios y sí el dispuso que escriba estos artículos es porque alguien, en algún momento los leerá y servirá para entrar en razón e iniciar el cambio.]