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martes, 10 de febrero de 2015

Bla, Bla, Bla, El Hablar, La Lengua [the tongue...]





Bla, Bla, Bla
[Comentario / Reflexión a San Marcos 7:14-23]
El hablar sin medida y peso es un cuchillo de dos filos que hiere al que habla y juntamente al que oye, y entrambos destruyen la caridad, o la impiden con todas las virtudes.

Y de esto se entiende cuánto se ofende Dios con el vicio de la lengua desconcertada y suelta, y con qué justicia aparta su espíritu y esconde su cara de la locuacidad, bullicio y conversaciones, donde hablándose mucho no se pueden excusar graves pecados [Prov. 10: 8. El sensato de corazón acepta los mandatos, el hombre charlatán corre a su ruina].

Sólo con Dios y sus Santos se puede hablar con seguridad, y aun eso ha de ser con peso y discreción; pero con las criaturas es muy difícil conservar el medio perfecto, sin pasar de lo justo y necesario a lo injusto y superfluo.

Porque al solo y silenciario habla Su Majestad.

El afán de sobresalir, y aunque no lo notemos eso es vanidad u orgullo, el hacernos notar por medio del mucho hablar, o del mal hablar que incluye malas palabras, el demonio de la autorrealización personal está presente en el mucho hablar, mientras más hablamos hay más posibilidad de cometer más errores espirituales que al final son errores que marcan el destino del alma.



La falta de humildad conduce al mucho hablar [San Mateo 5: 37. Sea vuestro lenguaje: "Sí, sí"; "no, no": que lo que pasa de aquí viene del Maligno] en muchas ocasiones cuando estamos interactuando en grupo existe lo que se llama “desliz de lengua”; comenzamos a hablar más de la cuenta, nos dejamos llevar por la emotividad de estar intercambiado platica y la lengua toma el mando y se desconecta de la mente y habla el corazón y los demonios hacen su trabajo, porque cada palabra que sale de nuestra boca es una declaración y podríamos decir que hasta un juramento, y no podemos jurar en vano, [San Mateo 5:34-36 Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo , porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén , porque es la ciudad del gran rey. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro.], y cuando comenzamos a hablar no nos damos cuenta de lo que decimos y ya habrá sucedido mas de alguna vez que al estar solos nos percatamos que emitimos juicio sobre asuntos o personas que no tuvimos que hacerlo y ya es tarde, porque ya lo hemos mencionado antes, las personas somos dueñas de lo que no hemos dicho aún, pero lo que ya dijimos eso es del mundo.

Cuando los sentidos dominan nuestro actuar y cuando caemos en enojo o ira y el cerebro se llena de sangre, se satura, y la adrenalina empuja la carne y domina al espíritu en muchas ocasiones herimos en su corazón tanto a seres queridos como a enemigos.



En verdad que necesitamos comunicarnos con nuestros semejantes pero también es verdad que para iniciar un camino de verdadera santidad también es importante controlar el pequeño timón que conduce nuestros cuerpos, la lengua. Pensar antes de hablar y administrar la palabra de manera tal que no blasfememos y no caer en la trampa de satanás con sus demonios. [Santiago 3:1-2 No os hagáis maestros muchos de vosotros, hermanos míos, sabiendo que nosotros tendremos un juicio más severo,  pues todos caemos muchas veces. Si alguno no cae hablando, es un hombre perfecto, capaz de poner freno a todo su cuerpo.] Este ejercicio es difícil especialmente en estos tiempos que todo mundo tiene una opinión de todo mundo, las redes sociales permiten el juzgamiento, los juicios de unos para otros y total que ser parco es un don que no todos lo tienen. El remedio que preserva de este peligro es quedar siempre más cerca del extremo contrario, excediendo en callar y enmudeciendo; porque el medio prudente de hablar lo necesario se halla más cerca de callar mucho que de hablar demasiado.

Santiago 3:5-8

5. Así también la lengua es un miembro pequeño y puede gloriarse de grandes cosas. Mirad qué pequeño fuego abrasa un bosque tan grande.
6. Y la lengua es fuego, es un mundo de iniquidad; la lengua, que es uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo y, encendida por la gehenna, prende fuego a la rueda de la vida desde sus comienzos.
7. Toda clase de fieras, aves, reptiles y animales marinos pueden ser domados y de hecho han sido domados por el hombre;
8. en cambio ningún hombre ha podido domar la lengua; es un mal turbulento; está llena de veneno mortífero.

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros [2ª Corintios 13:13].

Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida [San Lucas 1:35]
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida [San Lucas 1:35]
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida [San Lucas 1:35]

Gracias Espíritu Santo

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