La batalla espiritual
[MCD-p14 pág. 52]
[Tomado de la historia de la vida
de la Santisima Virgen Maria, dictada por ella misma a su amada hija la
venerable Sor Maria de Jesus de Agreda recopilada en Mistica Ciudad de Dios]
[Al momento de la captura de Nuestro Señor por parte de la turba de
fariseos y demás, luego que San Pedro le cortó la oreja a uno de sus captores y
fue llamada la atención por parte del Señor]:
1232. Con esta amorosa
corrección quedó advertido e ilustrado San Pedro, como cabeza de la Iglesia, que sus armas para establecerla y defenderla habían de ser de
potestad espiritual y que la Ley del Evangelio no enseñaba a pelear ni vencer
con espadas materiales, sino con la humildad, paciencia, mansedumbre y caridad
perfecta, venciendo al demonio, al mundo y a la carne; que mediante estas
victorias triunfa la virtud divina de sus enemigos y de la potencia y astucia
de este mundo; y que el ofender y defenderse con armas no es para los
seguidores de Cristo nuestro Señor, sino para los príncipes de la tierra, por
las posesiones terrenas, y el cuchillo de la Santa Iglesia ha de ser
espiritual, que toque a las almas antes que a los cuerpos.
Luego se volvió Cristo
nuestro Señor a sus enemigos y ministros de los judíos y les habló con grandeza
de majestad y les dijo: Como
si fuera ladrón venís con armas y con lanzas a prenderme, y nunca lo habéis
hecho cuando estaba cada día con vosotros, enseñando y predicando en el
templo; pero ésta es vuestra hora y el poder de las tinieblas (Mt 26, 55; Mc
14, 48; Lc 22, 53). Todas las palabras de nuestro
Salvador eran profundísimas en los misterios que encerraban, y no es posible
comprenderlos todos ni declararlos, en especial las que habló en la ocasión
de su pasión y muerte.
1233. Bien pudieran
aquellos ministros del pecado ablandarse y confundirse con esta reprensión del
divino Maestro, pero no lo hicieron, porque eran
tierra maldita y estéril, desamparada del rocío de las virtudes y piedad
verdadera.
[Pedir intercesión de la Santísima
Reyna en la tribulación y al flaquear ante la tentación y en toda tribulación,
y en este párrafo ante la soberbia de judas que aunque sintió remordimiento por
lo que había hecho no tuvo la humildad para arrodillarse ante la Santísima
Madre para pedirle perdón por haber entregado al Rey de Reyes]:
MCD –P14 Pág. 55 (1235)…Y
si el desdichado los admitiera y comenzara a responder a ellos, esta Madre de misericordia muchos
más le alcanzara y finalmente el perdón de su maldad, como lo hace con otros grandes
pecadores que a ella le quieren dar esta gloria y para sí granjean la eterna. Pero Judas Iscariotes no alcanzó
esta ciencia y lo perdió todo, como diré en el capítulo siguiente.
[Meditar la pasión del Señor
rezando con el Santo Rosario y el Santo Viacrucis]:
MCD –P14 Pág. 56 (1237).
Hija mía, en todo lo que vas escribiendo y entendiendo por mi doctrina, vas
fulminando el proceso contra ti y todos los mortales, si tú no salieres de su parvulez y
vencieres su ingratitud y grosería, meditando de día y de noche en la pasión,
dolores y muerte de Jesús crucificado. Esta es la ciencia de los santos que
ignoran los mundanos, es el pan de la vida y entendimiento que sacia a los
pequeños y les da sabiduría, dejando
vacíos y hambrientos a los soberbios amadores del siglo. Y en esta ciencia te
quiero estudiosa y sabia, que con ella te vendrán todos los bienes (Sab 7, 11).
Y mi Hijo y mi Señor enseñó el orden de esta sabiduría oculta, cuando dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y
la vida; nadie viene al Padre, si no es por Mí (Jn 14, 6).
Pues, dime, carísima, si mi Señor y Maestro se hizo camino y
vida de los hombres por medio de la pasión y muerte que padeció por ellos, ¿no
es forzoso que para andar este camino y profesar esta verdad han de pasar por
Cristo crucificado, afligido, azotado y afrentado? Atiende,
pues, ahora la ignorancia de los mortales que quieren llegar al Padre sin pasar
por Cristo, porque sin haber padecido ni haberse compadecido con Él, quieren
reinar con Su Majestad; sin haberse acordado de su pasión y
muerte, ni para gustarla en algo ni agradecerla de veras, quieren que les
valga para que en la vida presente y en la eterna gocen ellos de deleites y de
gloria, habiendo padecido su Criador acerbísimos dolores y pasión para entrar
en ella y dejarles este ejemplo y abrirles el camino de la luz.
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