Solemnidad de Todos los
Santos
(Mt 5: 1-12)
“Una maniobra inútil: Los santos siguen presentes”
Padre Alfonso Gálvez
Celebramos hoy la Fiesta de
Todos los Santos, una fiesta que ha dejado de tener sentido en la iglesia
moderna, pues ésta bien se ha preocupado de acabar con la devoción a ellos. ¿Qué ocurriría si los
diamantes fueran tan frecuentes como los tomates? Hoy día son canonizados tantos santos; y además, personas
que son hechos santos a pesar de su vida y su doctrina bastante dudosa. En nombramiento de un
santo es infalible, pero ¿qué ocurre si cuando esos mismos que los nombran yo
no creen en la infalibilidad?
Nos hemos acostumbrados a no usar el sentido común. La iglesia en la que vivimos actualmente es una iglesia
nueva. Dicho así suena a exageración y radicalismo; pero es que esta sociedad
nuestra se ha puesto una venda ante los ojos para no ver lo que está
ocurriendo. Estamos viviendo situaciones insólitas. ¿Cómo se pueden reunir
obispos para decidir por votación si algo es bueno o malo? ¿Acaso se puede
votar lo que Dios ya nos ha dicho que es un sacrilegio? Los obispos de la
iglesia universal se reúnen para discutir algo sobre lo que no cabe discusión
alguna, ¿qué sentido tiene eso? Me admira ver la falta de formación filosófica,
teológica, moral e incluso humana de nuestros obispos. Hasta los obispos y
cardenales que tendrían que haber hablado claramente se han limitado a hacer
afirmaciones anodinas.
Hoy día se hace desde las más altas esferas una permanente burla de
la vida consagrada, y en cambio se exalta a aquellas “supuestamente monjas” que
pregonan principios que son totalmente anticristianos.
Pero esta Iglesia nuestra no está destruida, aunque ha quedado
reducida a un verdadero resto; siendo perseguida incluso por la misma
jerarquía.
Frente a esto, la
fiesta que celebramos el día de hoy: la fiesta de Todos los Santos. Ellos también
pertenecen a la misma Iglesia a la que pertenecemos nosotros. Ellos son
nuestros modelos, héroes, intercesores. Los santos son la prueba y demostración
de la grandeza de Dios y del hombre.
La vida maravillosa de
los santos supone la existencia de una línea divisoria muy tenue entre el mundo
natural y el sobrenatural. Vienen a mi memoria el ejemplo de tantos santos: San
Pelayo, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, San Pedro, San Francisco de
Asís…
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