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viernes, 13 de noviembre de 2015

Modernism riding fast:Mercy as, how and with whom ....

Misericordia según, cómo y con quién….



 Estamos en pleno auge de la misericordia. Y no porque el próximo mes comience el nuevo Año Santo (ahora todos los años son año-santo), sino porque desde que Francisco llegó al Pontificado, se exalta esta virtud sin orden ni concierto, por parte de todo el mundo. Ya sé que cualquier exaltación de la virtud es importante. Y más en estos tiempos de tanto vicio y pecado. Pero lo que me llama la atención es que dicha exaltación o encumbramiento de las virtudes tenga un carácter claramente sesgado. Como si se eligiera con atención a quién y de qué manera se aplica o se engancha el alfiler de la virtud. Como si se escogiera cuidadosamente con quién la debemos practicar y con quién no.

Miedo me da citar frases de Jesús a los fariseos, porque ahora fariseos son todos los que se oponen a los “discursos dominantes”, o sea, los que no pasan por el aro y los que no agachan la cabeza. Pero el Señor advertía precisamente de estos peligros: “Por fuera sois sepulcros blanqueados, pero por dentro estáis llenos de gusanos y podredumbre”. Algo de esto habría que aplicar a los que predican una misericordia selectiva, me parece a mí.

Les he explicado a mis novicios modernistas mi ilusión de que al empezar el Año de la Misericordia, se acompañe y se comprenda, se acoja y se incluya a los corruptos por el dinero, a los empresarios que roban, a los que no respetan los derechos de los trabajadores, a los que excluyen a los otros, a los que aman la misa tradicional, a los que les gustan las puntillas en la liturgia, y así un largo etcétera…

Mis jóvenes se encendían e inflamaban (de ira) al escucharme. Pero les he dicho que lo hago movido por mi adhesión y amor al Papa, a sus palabras y doctrinas claramente enunciadas todos los días en sus sermones y enseñanzas. Les he leído -a modo de ejemplo-, algunos de los números del informe final del Sínodo, pero cambiando las palabras divorciados vueltos a casar por corruptos. Véase por ejemplo, esta frase de la Relatio Final del Sínodo en su número 69 cuando habla de las situaciones irregulares:

Mantener vivo el diálogo pastoral con estos fieles, para consentir la maduración de una coherente apertura al Evangelio del matrimonio y de la familia en su plenitud de la honradez y la no-extorsión a los obreros en su plenitud, es una tremenda responsabilidad. Los pastores deben identificar los elementos que puedan favorecer la evangelización y el crecimiento humano y espiritual de aquellos que se encomiendan al Señor y a su cuidado.

Creo que se entiende.

Otro ejemplo para mis novicios inquietos, siguiendo el número 70 en el que se habla de las situaciones complejas en el matrimonio, tales como convivencia (adulterio), uniones de hecho o comprensión del matrimonio como un lujo que hace que se valore más el matrimonio civil:

Todas estas situaciones son confrontadas de manera constructiva, buscando transformarlas en oportunidad de camino de conversión hacia la plenitud del matrimonio y de la familia  trato a los obreros y comprensión de la maldad de la corrupción a la luz del Evangelio.

Se entiende todavía mejor.

71. La elección del matrimonio civil o, en diferentes casos, de la simple convivencia, de la corrupción y la extorsión,  muy a menudo no es motivada por prejuicios o resistencia en contra de la unión sacramental, virtud de la honradez, sino por situaciones culturales o contingentes. En muchas circunstancias, la decisión de vivir juntos robar y malversar fondos es señal de una relación postura que quiere realmente orientarse hacia una perspectiva de estabilidad  conversión. Esta voluntad, que se traduce en un vínculo deseo duradero, confiable y abierto a la vida a la honradez puede considerarse como un compromiso sobre el cual implantar un camino hacia el sacramento nupcial, el amor al prójimo, descubierto como el plan de Dios sobre la propia vida. El camino de crecimiento, que puede conducir al matrimonio sacramental, trato del obrero como verdadero hermano, será animado por el reconocimiento de los rasgos propios del amor generoso y duradero: el deseo de buscar el bien del otro  obrero antes del propio; la experiencia del perdón pedido y dado; la aspiración a constituir una familia empresa no cerrada sobre sí misma y abierta al bien de la comunidad eclesial y de la sociedad entera. A lo largo de este recorrido podrían ser valoradas aquellas señales de amor que propiamente corresponden al reflejo del amor de Dios en un auténtico proyecto conyugal empresarial cristiano.

No entiendo por qué no se habría podido escribir algo parecido respecto a los corruptos, estafadores, aprovechados y amigos del sablazo y el tocomocho. Al fin y al cabo, también debe ir para ellos la misericordia y el acompañamiento. Y que el confesor estudie caso-por-caso antes de dar un juicio definitivo. Y que el Obispo Diocesano decida. No olvidemos que Zaqueo, al que Jesús prestó su misericordia, se definió asimismo como un ladrón cuando se sintió arrepentido ante el Señor.

Por eso habrá que plantearse el que los empresarios vueltos a robar puedan acceder a la Sagrada Comunión y no sean excluidos. Porque está claro que hay que incluir. Esta misma semana lo decía el Santo Padre http://www.news.va/es/news/jamas-excluir-5-de-noviembre-de-2015 :

«La actitud que Pablo quiere poner de relieve es precisamente la inclusión», explicó el Papa. En efecto, el apóstol «quiere que ellos sean inclusivos, que incluyan a todos, como lo hizo el Señor. Y les dice: “Y tú, con esto que hizo el Señor, ¿por qué juzgas a tu hermano? Y tú, ¿por qué desprecias a tu hermano?”». O sea, el apóstol «les hace ver que tienen una actitud que no es la del Señor». Porque «el Señor incluye; también Pablo decía en otro pasaje: “De dos pueblos hizo uno solo”». En cambio «estos excluyen».

«Cuando juzgamos a una persona —continuó el Papa Francisco— estamos excluyendo», tal vez diciendo: «Con este no, con esta no, con este no…». Actuando así «permanecemos con nuestro grupito, somos selectivos, y esto no es cristiano».

Así que yo he decidido incluir a todos (incluido yo mismo), en la categoría de aquello que decía el Señor: Si no hacéis penitencia, todos igualmente pereceréis (a no ser que algún manuscrito haya dejado al descubierto que le hablaba solo a los empresarios). O sea, que todos debemos arrepentirnos. Y cualquier pecado será acogido por la misericordia de Dios, mediando el arrepentimiento y el reconocimiento de la culpa.

Qué bonito va a ser el Año de la Misericordia. Mucho más bello que el logotipo dibujado por algún amiguete judío o algún enemigo del buen gusto, de esos que andan por ahí estropeando todo lo litúrgico con estas modernidades.

Menos mal que el Señor dijo: Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. No con la misericordia que se nos vende: interesada y sesgada, a beneficio de inventario, a golpe de titulares. Misericordia COMO la misericordia del Padre Dios: abierta a todos los que se vuelvan a Él y se arrepientan.

Fray Gerundio

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