El dinero es la raíz de todos los males, la codicia:
Doctrina de la Santisima
Virgen María
[Tomado de “Mística
Ciudad de Dios”, historia de la vida de la Santísima Virgen María, dictada por
ella misma a su hija la venerable Sor María de Jesús de Agreda]
Pág. 1903 (435)… ¿Quién hay de los hombres que no esté comprendido en la
fascinación de la desmedida codicia (Sabiduría 4, 12)? Todos
comúnmente ponen su confianza en el oro y en los bienes temporales, y para
acrecentarlos emplean todo el cuidado en las fuerzas humanas; con que en este
afán ocupan la vida y tiempo que les fue dado para merecer la felicidad y
descanso eterno. Y de tal manera se entregan a este penoso laberinto y
desvelo, como si no conocieran a Dios ni su Providencia, porque no se
acuerdan de
pedirle lo que desean, ni tampoco lo apetecen de manera que lo pidan y lo esperen de su mano. Y así lo pierden todo, porque lo fían de la
solicitud de la mentira y del engaño, en que libran el efecto de sus deseos
terrenos. Esta ciega codicia es raíz de todos los males (1
Tim 6, 10), porque en castigo suyo, indignado
el Señor de tanta perversidad, deja a los mortales que se entreguen a tan fea y
servil esclavitud y se endurezcan las voluntades. Y luego por mayor
castigo aparta el Altísimo de ellos su vista, como de objetos aborrecibles, y
les niega su paternal protección, que es la última desdicha en la vida humana.
(436) Y aunque es
verdad que de los ojos del Señor nadie se puede esconder (Sal 138, 7ss), pero
cuando los prevaricadores y enemigos de su ley le desobligan, de tal manera
aleja de ellos su amorosa vista y atención de su providencia, que vienen a
quedar en manos de su propio deseo (Sal 80, 13) y no consiguen ni alcanzan los
efectos del paternal cuidado que tiene el Señor de aquellos que ponen toda su
confianza en Él.
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