Tomado
de:
www.mensajesdelbuenpastorenoc.org
La
Armadura Para El Combate Espiritual
EXORCISMO CONTRA SATANÁS Y LOS ÁNGELES REBELDES DE S.S. LEON XIII
Publicado por orden de Su Santidad León XIII
† En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
Salmo 67:
Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y
huyan de su presencia los que le odian.
Como se disipa el humo se disipen ellos, como,
se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios.
Salmo 34:
Señor, pelea contra los
que me atacan; combate a los que luchan contra mí. Sufran una derrota y queden
avergonzados los que me persiguen a muerte. Vuelvan la espalda llenos de
oprobio los que maquinan mi perdición. Sean como polvo frente al viento cuando
el Ángel del Señor los desbarate. Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el
Ángel del Señor los persiga. Porque sin motivo me tendieron redes de muerte,
sin razón me abrieron trampas mortales. Que les sorprenda un desastre
imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron; que caigan en la
misma trampa que me abrieron. Mi alma se alegra con el Señor y gozará de su
salvación. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el
principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
SÚPLICA
A SAN MIGUEL ARCÁNGEL.
Gloriosísimo príncipe
de la milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha que
mantenemos combatiendo "contra los principados y potestades, contra los
caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por
los aires" (Ef.6,12).
Ven en auxilio de los
hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2, 23), y a
tan "alto precio rescatados" (I Cor. 6, 20) de la tiranía del
demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del
Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus
ángeles apóstatas.
Ellos no pudieron
vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. "Fue precipitado el gran dragón,
la antigua serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor del universo: fue
precipitado a la tierra y con él fueron arrojados sus ángeles" (Apoc.
12,8-9).
He aquí que el antiguo
enemigo y homicida se ha erguido con vehemencia. Disfrazado de "ángel de
luz" (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los espíritus malignos rodea
e invade la tierra entera, y se instala en todo lugar, con el designio de
borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de arrebatar las almas destinadas
a la corona de la gloria eterna, de destruirlas y perderlas para siempre.
Como el más inmundo
torrente, el maligno dragón derramó sobre los hombres de mente depravada y
corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu de la mentira, de la
impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de todos los vicios e
iniquidades.
Los más taimados enemigos
han llenado de amargura a la
Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber
ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido.
Donde fueron establecidas la Sede
de San Pedro y la Cátedra
de la Verdad
como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de la
impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. Oh
invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los
espíritus que le atacan y dale la victoria.
La Iglesia te venera como su guardián y patrono, se gloría que eres su
defensor contra los poderes nocivos terrenales e infernales; Dios te confió las
almas de los redimidos para colocarlos en el estado de la suprema felicidad.
Ruega al Dios de la paz que aplaste al demonio bajo nuestros pies, para que ya
no pueda retener cautivos a los hombres y dañar a tu Iglesia. Ofrece nuestras
oraciones al Altísimo, para que cuanto antes desciendan sobre nosotros las
misericordias del Señor (Salmo 78, 8), y sujeta al dragón, la antigua
serpiente, que es el diablo y Satanás, y, una vez encadenado, precipítalo en el
abismo, para que nunca jamás pueda seducir a las naciones (Apoc. 20).
Después de esto,
confiados en tu protección y patrocinio, con la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia,
nos disponemos a rechazar la peste de los fraudes diabólicos, confiados y
seguros en el Nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.
He aquí la Cruz del Señor, huid poderes
enemigos.
[R]: Ha vencido el León
de la tribu de Judá, la raíz de David.
Señor, que tu misericordia venga sobre
nosotros.
[R]: Como lo esperamos
de Ti
Señor, escucha nuestra oración.
[R]: Y llegue a Ti
nuestro clamor.
El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
[R]: Y con tu
espíritu).
Oremos.
Dios y Padre de Nuestro
Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y suplicantes imploramos tu
clemencia, para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre
Virgen María Madre de Dios, del Arcángel San Miguel, de San José Esposo de la Santísima Virgen,
de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes
prestarnos tu auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que
vagan por el mundo para dañar al género humano y para la perdición de las
almas. Amén.
EXORCISMO
Te exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque del
infernal adversario, legión, concentración y secta diabólica, en el nombre y
virtud de Nuestro Señor Jesucristo, para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las
almas creadas a imagen de Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino
Cordero +.
En adelante no oses, perfidísima serpiente, engañar al género
humano, perseguir a la Iglesia
de Dios, zarandear a los elegidos y cribarlos como el trigo +. Te lo manda Dios
Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún pretendes asemejarte, "el
cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la
verdad" (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre + te lo manda Dios Hijo +; te
lo manda Dios Espíritu Santo +. Te lo manda la majestad de Cristo, el Verbo
eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu
envidia, "se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte"
(Fil. 2); el cual edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los "poderes
del infierno nunca prevalecerían contra ella, Él mismo había de permanecer con
ella todos los días hasta el fin de los tiempos" (Mat. 28, 20). Te lo
manda el santo signo de la Cruz
y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana +. Te lo manda la excelsa
Madre de Dios, la Virgen
María, quien con su humildad desde el primer instante de su
Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa cabeza +.
Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los
demás Apóstoles +. Te lo manda la sangre de los mártires y la piadosa
intercesión de todos los Santos y Santas +. Por tanto, maldito dragón y toda
legión diabólica, te conjuramos por Dios + vivo, por Dios + verdadero, por Dios
+ santo, que "de tal modo amó al mundo que entrego a su unigénito Hijo,
para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna"
(Juan 3); cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el
veneno de la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas
a su libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la
salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado
semejante a tus obras. Retrocede ante la Iglesia una, santa, católica y apostólica, la que
el mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de
Dios. Tiembla y huye, al ser invocado por nosotros el santo y terrible Nombre
de Jesús, ante el que se estremecen los infiernos, a quien están sometidas las
Virtudes de los cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines
y Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el
Señor, Dios de los Ejércitos.
Señor, escucha mi oración.
R. Y llegue a Ti mi clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo
si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos.
Dios del Cielo y
de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los
Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires,
Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar
la vida después de la muerte, el descanso después del trabajo, porque no hay
otro Dios fuera de Ti, ni puede haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo
visible y lo invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos
que tu gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de
todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo
Nuestro Señor. Amén.
De las asechanzas
del demonio.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia
te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a
los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.
(Se rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).
Señor, no
recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de
nuestros pecados (Tobías 3, 3).
Padre Nuestro…
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