El Magníficat
Una Santa Joven visita a una Santa
Anciana, el viejo y el nuevo testamento, en Santa Isabel el devenir histórico
de la humanidad cargando el pecado original y representando al pueblo de Israel
llevando en su vientre al último profeta antes de la venida del Mesías El Salvador,
y con la Santísima
Virgen María, el Verbo Humanado, en Santa Isabel el vientre
alberga a la voz que promete, y Santísima María alberga a la promesa hecha
carne.
Nosotros pertenecemos al pueblo de San
Abrahán, el sacramento del Bautismo y el sacramento de la Confirmación nos
ligan a la patria de Israel, por tanto el Magníficat es una declaración Divina
dirigida a nosotros y como peregrinos en esta tierra, gozamos del ofrecimiento
qué la Santísima Virgen
hace para los temerosos, para los humildes, a los hambrientos y la misericordia
ofrecida podemos merecerla sí disponemos nuestra voluntad a esa voluntad
declarada en el magníficat por La Santísima Madre.
El Espíritu alegre en Dios, El Salvador;
nadie llega al padre si no es a través del hijo, y la madre es el recipiente de
esa gracia, La
Bienaventurada, que siendo el Hijo el único camino, ella es
la viadora y medianera de ese favor. Padre, Hijo, Espíritu Santo y La Madre de Dios.
“-Santa María
Madre de Dios
intercede por nosotros
depositaria del Verbo Humanado
a fin de que; por la bondad
Del Señor,
podamos ser considerados dentro
de los humildes, los temerosos
los hambrientos
y bajo
ese título
alcanzar la misericordia
y ser esclavos de Nuestro Señor
mas no de nuestros débiles deseos.”
Amén.
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