La Palabra, La Luz.
[Comentario al Santo Evangelio según San Juan 1:1-18]
La Palabra, La Luz
verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
La palabra, el poder de los poderes, Dios es palabra, Jesucristo El Señor
es la Palabra Humanada;
La perfección de la humanidad debería ser alcanzada a través de la buena
administración de la palabra, tanto la palabra de Dios como la palabra que nace
de cada corazón en cada humano.
El corazón se alimenta de las palabras, el posicionamiento de ideas y
diversos sentimientos se atrinchera en el corazón por medio de las palabras; la
lámpara del alma son los ojos, los oídos son la puerta al corazón, dime lo que
escuchas y meditas, y te diré quién eres.
La palabra tiene la capacidad de albergarse en lo más intimo, en donde ni
siquiera el ser humano sabe que lo tiene resguardado, de ahí que nazcan los
resentimientos, las frustraciones, las alegrías terrenales, la voluntad, la
buena acción y la mala acción. Las neuronas de nuestros cerebros se alimentan
del filtro del corazón.
Para revivir muertos Nuestro Señor utilizo la palabra, para echar demonios
de posesos utilizó la palabra, para sanar enfermos utilizó la palabra.
La luz es la palabra, Jesucristo El Rey, y brilla en las tinieblas, y las
tinieblas no vencieron, y no vencerán nunca, nos hacemos hijos de Dios por
medio de la palabra; escudriñando las escrituras elevamos la conciencia de
nuestro espíritu y alimentamos dicha conciencia.
El debido uso de la palabra es necesario para alcanzar el cielo, lo que
sale de la boca es el fruto del corazón, [San
Mateo 5:37.
Sea vuestro lenguaje: "Sí, sí"; "no, no": que lo que pasa
de aquí viene del Maligno.] Somos propensos a
reaccionar a la palabra que nos dirige el prójimo, y muchas veces por la mala educación
de la palabra en su administración pecamos por dar respuestas súbitas y sin
pensar, comprometemos nuestra alma, ya lo decimos: somos dueños de lo que no
hemos dicho, más lo que ya dijimos es propiedad del mundo y puede servir para condenación
o para honrarnos.
La adoración permanente de los querubines al Trono de Dios es a través de
la palabra.
Acostumbrarnos a no devolver las ofensas verbales o las injurias nos
santifica y se condena el que las profiere contra nosotros [Santiago 1:12. ¡Feliz el hombre que soporta la prueba! Superada la
prueba, recibirá la corona de la vida que ha prometido el Señor a los que le
aman.]; al utilizar la palabra, la voz,
alcanzamos el nivel celestial [Santiago 1:19. Tenedlo presente, hermanos míos queridos:
Que cada uno sea diligente para escuchar y tardo para hablar, tardo para la ira.]; La única manera en que satanás puede enterarse de nuestros
planes, debilidades o deseos, es a través de nuestras palabras, ya que este ser
no omnisciente como El Señor, el necesita saber por dónde hacernos caer a través
de los vicios que hacemos públicos por nuestra boca, rencores y malas pasiones;
por eso es necesario ser parcos y medidos en lo que decimos a otros. [Santiago 1: 21. Por eso, desechad toda inmundicia y abundancia de mal y
recibid con docilidad la Palabra
sembrada en vosotros, que es capaz de salvar vuestras almas.]
Dios es la palabra, y la palabra es Jesucristo El Señor; es necesario
practicar la administración de la palabra para no caer en la tentación, y vivir
la Palabra de
Dios no solamente leyéndola y aprendiendo de memoria versículos sin llevarlos a
la vida diaria practica:
Santiago 1:
22. Poned por obra la Palabra y no os contentéis
sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos.
23. Porque si alguno se contenta con oír la Palabra sin ponerla por
obra, ése se parece al que contempla su imagen en un espejo:
24. se contempla, pero, en yéndose, se olvida de
cómo es.
26. Si alguno se cree religioso, pero no pone freno
a su lengua, sino que engaña a su propio corazón, su religión es vana.
La palabra tiene poder, y una manera, sino la única, es ser intensos en la
oración, rezad, velad constantemente a través de la oración para que nuestro corazón
domine la reacción a emitir juicios; es mejor utilizar la palabra para hacer
obras de misericordia, alentando al que esta triste y alabando al Señor a cada
momento.
La Madre de La Luz,
es la Santísima
Virgen María, rezar a diario el Santo Rosario fortalece la
conciencia espiritual y nos hace fuertes en la administración de la palabra al
momento de emitirla.
La Palabra
“-La voz que
clama a diario
desde el alba
hasta el ocaso.
Te entrego el
día arrodillado
y te entrego la
noche de igual manera.
Yo sé qué él
tiempo divino
es distinto al
humano
y que el clamor
de mis ruegos
tarde o
temprano
serán
escuchados;
Pero Padre
Bendito
Luz del Mundo
Cordero de Dios
Ten piedad de mí:
Mira que quiero
ser santo
pero sin tu
gracia
no logro
dominar a la carne,
no logro pausar
mis palabras.
Mira que tengo
tantas
necesidades temporales;
muchas de ellas
pronto estrangulan
mi esperanza
pero así como
el ciego de Jericó
corría tras de
ti suplicante,
así corro cada
segundo del día
Suplicando te
detengas.
Y por tu Divino
Amor
-No por yo
merecerlo
Porque nadie
merece nada-
que tu
misericordia
me pregunte: Qué
sí yo creo
qué tú puedes
ayudarme.
Y responderte
que Sí creo
y me des la Luz que tanto necesito
para acabar con
mi ceguera espiritual.
Divina Luz
Santa Palabra
pon un candado
en mi corazón
que solo salgan
las palabras justas
para alabarte,
para agradecerte
y para bendecir
a mi prójimo
especialmente a
aquellos
que actúan como
dioses
empujados por
el orgullo
hacen de este
mundo su reino
y se olvidan
que al morir
Nos espera la
justicia del Padre Eterno.”
Amén
Saulo de Tarso
Diciembre
30/2014
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