La Santa Anunciación
La Santa Anunciación, la santa puerta a nuestra
liberación, la entrada al cielo, a ese mundo espiritual Divino que a muchos nos
cuesta creer que existe, dado que las condiciones de vida actuales están
condicionadas por muchos factores que logran distraernos del verdadero existir
de la vida; cuesta comprender que el paso por la tierra es solamente para
limpiar el pecado original de San Adán y Santa Eva, y que en este paso por la
vida hay que dominar la carne, [no sólo en lo relativo a impurezas sexuales
sino también al orgullo y la vanidad, etc.] a través de buscar la vida
espiritual, primero orando y alabando al Señor y junto a ello buscando el reino
de Dios en el servicio para con nuestros prójimos, así a través de la caridad
perfeccionar nuestro espíritu y aspirar a la Iglesia Triunfante
cuando terminemos de trajinar por la tierra.
Con el sí de nuestra Santísima Madre el
cielo se lleno de gozo, los Santos Ángeles y Santos Arcángeles, los coros
celestiales, las dominaciones y todos los santos espíritus angélicos extasiaron
de emoción celestial; con el sí de La Santísima Virgen, ya pronto el cielo
tendría santos, ya que desde la creación del mundo el cielo sólo era para Dios
y sus ángeles, la humanidad solamente aspiraba al limbo o al infierno y cuando
Dios se encarna en La Santísima, la llena
de gracia, la madre de la Divina Misericordia, inicia el conteo regresivo hasta
el momento en que Jesús Nuestro Señor vence en la Santa Cruz a satanás y el
cielo se abrió para las almas que estaban en el limbo y para los que después de
ese momento nos correspondería cruzar el velo y enfrentar nuestro juicio por
nuestro peregrinar en esta tierra.
En las venas de Nuestro Señor Jesús
corría la sangre de la Santísima Virgen
y su carne de humano tenia genéticamente la herencia de ella también, entonces
la sangre que derramó Nuestro Señor, puedo asegurar que es Santa Sangre de la
Santísima Virgen María; por mucho que el mundo intente restar méritos a la
Santa Virginidad y poder de intercesión de ella, no podrán; Hay pruebas que
debemos pasar las almas que estamos en el mundo para que la cizaña no se
confunda con el trigo al momento de la cosecha, y una de esas pruebas, si
podemos llamarle prueba, es entender, creer y confiar que el poder de la
Santísima Virgen como viadora y medianera es absoluto para recibir gracias
espirituales como para pedir por bienes temporales.
Es difícil creer qué el mundo espiritual
es el verdadero mundo y no este, muchos prefieren creer en visiones
espirituales de seres planetarios, alimentados por la ficción y la imaginación
y manipulados por los herederos de caifas y herodes, los judíos, grupos de
poder tales como los masones, los iluminatis, etc. que manipulando la fantasía
de la humanidad, falta de determinación para orar, [porque son los dueños de los medios masivos
de comunicación y grupos de poder económico capaces de crear opinión pública y mover la voluntad de los que ceden, creadores
de la nueva era compañados por doctrinas como el yoga, etc, además son los grandes depredadores de los recursos
naturales del plantea] posicionan nuestras débiles mentes y combaten contra el
amor de nuestra Santísima Madre; satanás y sus legiones le tienen un miedo
tremendo a la Santísima Virgen María, solo basta invocar una Salve o un Regina
y los demonios huyen, con el sí de nuestra madre, satanás fue vencido y
solamente encuentra cabida en aquellos que nos aferramos a este mundo creyendo
que el éxito en esta vida es suficiente y que después de la muerte no sigue
nada.
Con el sí de la Santísima Virgen María y
al declarar: “hágase en mi según tu palabra”. Su vientre se transformo en el
Sagrario de la
Santísima Trinidad y nos ha heredado también a Nuestro Señor
Jesús Sacramentado, que lo buscamos en la hostia consagrada todos los domingos
sino todos los días.
A la Santísima Virgen
María se le debe el nacimiento de Nuestra Santa Iglesia, no solamente por haber
dado el sí y aceptar ser Madre de Dios, sino que también con la prolongación de
su sí hasta dejar fundada la Iglesia Militante y quedar administrando a los Santos
Apóstoles cuando Nuestro Señor Ascendió a los cielos; El Sí de ella, es un sí
que se mantiene permanente y como lo declaro el Santo Arcángel Gabriel:
“reinará sobre la casa de Jacob por los
siglos y su reino no tendrá fin”
Unámonos al Sí de la Santísima Virgen María
y hagamos nuestra la anunciación del Arcángel San Gabriel para que la fantasía
y las ansias de autorrealización personal no confundan a nuestros corazones y
podamos un día comprender y vivir con la seguridad de que esta vida es nada más
que el paso que debemos dar en este destierro para alcanzar la felicidad en la Iglesia Triunfante.
“-Madre de la Divina Gracia;
intercede por
nosotros,
los débiles de
espíritu,
para que nuestra
voluntad
sea invadida por
tu amor;
ya que atados a
nuestro libre albedrio
por voluntad
propia
nos es difícil
elevar nuestro corazón
para comprender
que la vida
es un peregrinar
que debemos superar
para llegar a la Patria Celestial.”
Amén.
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