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martes, 10 de noviembre de 2015

religion of feeling: false heaven




«Religión del sentimiento» = Cielo fácil

El New Age va invadiendo todas las áreas del quehacer humano y, como su meta principal es la destrucción de la fe cristiana, no debe extrañarnos la influencia de técnicas paganas en la oración cristiana. Peligrosa amenaza que está siendo promovida también desde dentro de la propia Iglesia -inclusive por sacerdotes- y desde empresas editoriales y librerías católicas. Hay suficientes libros religiosos y de oración enmarcados dentro de esta corriente del New Age, así como cursos, talleres, conferencias etc. que tratan de incorporar a la oración cristiana dichas técnicas de oración provenientes del paganismo oriental. [1]

«La ideología subyacente del New Age es francamente pagano e incluye las siguientes ideologías y filosofías: panteísmo, sincretismo, monismo, gnosticismo, teosofía, esoterismo, ocultismo, relativismo moral y práctico, subjetivismo, reencarnacionismo, idolatría, misticismo oriental, materialismo y hedonismo, igualación de las religiones».[2]

Es una desgracia confundir la verdadera religiosidad con expresiones corporales, gestuales y rítmicas: «la fe no es un sentimiento religioso ciego que surge de las profundidades del subconsciente, bajo el impulso del corazón y el movimiento de la voluntad moralmente informada, sino que un verdadero asentimiento de la inteligencia a la verdad adquirida extrínsecamente, asentimiento por el cual creemos verdadero, a causa de la autoridad de Dios cuya veracidad es absoluta, todo lo que ha sido dicho, atestiguado y revelado por el Dios personal, nuestro creador y nuestro Señor.»[3]

Hay dos elementos imprescindibles para comprender la esencia de la Religión Católica:

Primero: movidos por el Espíritu Santo en cada tiempo y en cada cultura, los cristianos tenemos que ir realizando el Plan de Dios, es decir, continuar y perfeccionar la obra de la creación, de la encarnación y de la redención.

A pesar de las dificultades Dios nos ha asociado a su obra, en este sentido Dios tiene necesidad de nosotros, el hombre es como la providencia visible de Dios.

Y segundo, el cristiano es un peregrino en su caminar hacia el futuro, un caminar que tiene un sentido más profundo y misterioso, aguardamos la venida gloriosa de Jesús y de su Reino definitivo al final de los tiempos, hay muchos que viven contentos y realizados en este ambiente del mundo, firmarían un contrato de quedarse acá siempre, aun renunciando a la gloria del Paraíso.

No poseen una de las cualidades esenciales para el cristianismo, la ilusión del Cielo, la espera permanente y gozosa del Redentor que vendrá a buscarles personalmente para llevarles a su gloria merecida.

Jesús no prometió un Cielo fácil:

«No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial» (Mateo, 7, 21). «Y a todos les decía: “si alguno quiere venir en pos de Mí, renúnciese a sí mismo, tome su cruz de cada día, y sígame”». «Entonces, dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno quiere seguirme, renúnciese a sí mismo, y lleve su  cruz y siga tras de Mi. Porque el que quisiere salvar su alma la perderá; y quien pierda su alma por mi causa, la hallará» (Mateo, 16, 24-25), tres condiciones exigentes para todos, «y Yo te daré el gozo mío» (Juan, 17, 13); «tendrás cuanto pidas» (Marcos,  11, 24) «y mi Padre velará para que nada te falte» (6, 33).

De variadas formas, ya en el Antiguo Testamento Dios censuró a través de sus profetas la falsa religión, de quienes viven a espaldas de sus mandamientos:

« ¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? dice Yahvé. Harto estoy de los holocaustos de carneros y del sebo de animales cebados; no me agrada la sangre de toros, ni la de corderos y machos cabríos. ¡Y venís a presentaros delante de Mí! ¿Quién os ha pedido que holléis mis atrios? No traigáis más vanas ofrendas; abominable es para Mí el incienso; no aguanto más las neomenias ni los sábados, ni las asambleas solemnes; son asambleas solemnes con crimen. Mi alma aborrece vuestras neomenias y vuestras fiestas; me son una carga, cansado estoy de soportarlas. Cuando extendéis vuestras manos, cierro ante vosotros mis ojos, y cuando multiplicáis las oraciones, no escucho; vuestras manos están manchadas de sangre. Lavaos, purificaos; quitad de ante mis ojos la maldad de vuestras obras; cesad de obrar mal. Aprended a hacer el bien, buscad lo justo, poned coto al opresor, haced justicia al huérfano, defended la causa de la viuda.» (Isaías, 11, 17).

Schleiermacher, fue el iniciador de la teoría de que la religión es un sentimiento íntimo de la identidad del hombre con Dios. [4]

«La religión que describe Schleiermacher pretende más que nada ser conciliadora. Está hecha para reconciliar a los mundanos con la fe y para reconciliar a todas las confesiones en torno a la esencia del cristianismo. Para eso, a Schleiermacher le basta referirse a sus maestros, Kant y Hegel. Del primero toma las ideas inmanentistas que oponen el mundo exterior incognoscible y la conciencia individual, reina y centro de todo lo conocido. Ésta actúa como juez último de la fe, pues una religión es auténtica sólo cuando satisface las tendencias naturales del hombre. Schleiermacher hace suya la idea de Kant de que las doctrinas y los ritos de la Iglesia son puros símbolos, sin significado intelectual, pero válidos, sin embargo, como principios de vida por su elemento interior y moral. Hegel deja también su impronta en nuestro teólogo del romanticismo. Según las doctrinas hegelianas, los dogmas son sólo símbolos aproximativos; más allá y por encima de ellos hay que elevarse hasta la idea; y ésta, una vez alcanzada, de subjetiva se vuelve objetiva». [5]

Resulta demasiado fácil esta escalada al Cielo, ya que Jesús exige conocimiento básico de su doctrina para ser su discípulo. Exige renuncias graves, para poder sumarse a Él por su camino. Pide sustancialmente una vida de caridad con los hermanos, impone la observancia de los 10 Mandamientos, desea una vida de intimidad con el Padre, llama hijos del diablo a quienes no escuchan su Palabra o no la cumplen una vez escuchada, obliga a cada uno a llevar su propia cruz, que está muy lejos de una vida llena de caprichos y placeres, condena a todo aquel que comete injusticias, y no tiene intención de repararlas, en cambio, “la religión del sentimiento” no habla de Cristo como Maestro y Rey, porque de otro modo no podría ofrecer las ventajas y los regalos que no tienen nada de orden espiritual, puesto que no incitan a la virtud, sino al libertinaje.

Una religión así de fácil que ofrece también un Cielo fácil, ha ensanchado tanto este camino pedregoso y austero que hasta los viciosos podrían entrar por él al Reino, ya que un fin digno del hombre tiene que ser espiritual, es decir, verdad, belleza y bien.

Germán Mazuelo-Leytón

[1] Cf.: VIDAL DE TENREIRO, ISABEL, Oración Cristiana y Meditación Oriental.
[2] .: VIDAL DE TENREIRO, ISABEL, ¡Alerta! Ante manifestaciones del New Age.
[3] SAN PIO X, Juramento antimodernista:
[4] MAZUELO-LEYTÓN, GERMÁN, Teología dialéctica [http://www.adelantelafe.com/la-nueva-cristiandad-o-los-5-mandamientos-de-la-auto-demolicion-3-nuevo-evangelio-teologia-dialectica/]
[5] BOURMAUD, DOMINIQUE, Cien años de modernismo.

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