Promesas
para quienes oren diariamente los Actos de Adoración y Reparación
Septiembre 2/08 1:30 p.
m.
Emmanuel – Dios con Nosotros
Mensaje a Agustín del Divino Corazón
Jesús dice:
Hijos míos: os llamo a ser adoradores del silencio y almas reparadoras. Almas necesitadas de mi
presencia Eucarística; almas deseosas de
purificar sus corazones en las tinajas
de aguas cristalinas de mi Divino Corazón.
Os llamo a que os adentréis diariamente en el Tabernáculo de mi Amor y reparéis por los sacrilegios, profanaciones
e indiferencias con que las almas suelen
tratar mi Misterio Eucarístico,
invención de amor. Os llamo a que unáis vuestras
voces a los Coros Angelicales y hagáis los Actos de Adoración y Reparación. Oraciones del
cielo que son tesoros que tenía
escondidos, pero hoy os doy a conocer a toda
la humanidad, tesoros que adelantan el Triunfo del Inmaculado Corazón y el Reinado de mi Sagrado Corazón. Tesoros que sanan las heridas de mi
Cuerpo Santísimo porque son bálsamo que me dan alivio y descanso a mi dolor. Dolor porque la
ingratitud, aún, persiste en las almas.
Dolor porque paso largas horas solitario
en mi dulce prisión. Dolor porque muchas almas
no han comprendido que realmente estoy presente en la
Hostia Consagrada.
No escondáis esta reserva divina que os he dado. No escondáis estas perlas del cielo que he
depositado en vuestras manos y en
vuestro corazón.
No escondáis estas oraciones del final de los últimos tiempos, oraciones que recitadas diariamente
frente al Pan de Ángeles anteponen mi
segunda llegada.
Oraciones que son recitadas al unísono con la Iglesia Triunfante.
Oraciones que son dulce melodía para mis oídos, dulce néctar para mis labios, fragancia exquisita
para mí Sagrado Corazón.
Os doy las siguientes promesas a todas las almas que diariamente
reciten estas oraciones frente a mi presencia Eucarística:
1. Haré de vosotros almas eucarísticas, almas que sientan la
necesidad de alimentarse diariamente de mi Cuerpo y de mi Sangre.
2. Preservaré vuestros cinco sentidos para que con ellos alabéis,
adoréis y glorifiquéis mi real presencia en la Sagrada Eucaristía.
3. Os mostraré toda imperfección, todo pecado de tal modo que vuestro
corazón permanezca puro y radiante para recibir al Dios encarnado, presente en la Hostia Santa.
4. Os daré la gracia de crecer en santidad y de adelantar en vuestros
ejercicios de piedad de tal modo que permanezcáis en Mí y Yo en vosotros.
5. Infundiré en vuestro espíritu horror al pecado y celo en permanecer
en estado de gracia.
6. No moriréis sin que se os suministre los Santos Sacramentos.
7. Despertaré en vosotros espíritu de oración, de sacrificio, de
reparación y de penitencia.
ACTOS DE ADORACIÓN Y DE REPARACIÓN
1. Heme aquí Jesús mío.
1. Heme aquí Jesús mío, adorando vuestra invención de amor. Heme aquí Jesús mío, adorando vuestra real
presencia, presencia que es deleite para
los Santos Ángeles y encanto para los Santos del Cielo.
Heme aquí Jesús mío, adorando Vuestro Corazón Eucarístico, corazón que se dilata ante mi presencia. Corazón que se abre invitándome a entrar. Corazón que destella luces de amor para
encender fuego dentro de mi corazón. Heme aquí Jesús mío, adorando las Sagradas
Especies del Pan y del Vino, Manjar de
Ángeles que fortalece mi espíritu para no decaer. Manjar de Ángeles que inflama mi corazón para
adoraros, para reconoceros como mi
Señor. Heme aquí Jesús mío, adorando
vuestra real presencia en unidad a la Iglesia Triunfante,
Purgante y Militante porque sé que estáis
frente a mí. Sé que sois el mismo Dios vestido de sencillez, vestido bajo el delicado traje del Pan
Consagrado. Heme aquí Jesús mío,
adorando al Emmanuel Dios con nosotros, prodigio
de amor que me cautiva; prodigio de amor que me seduce; prodigio de amor que se ha robado mi corazón
y mis pensamientos; prodigio de amor que
me eclipsa; prodigio de amor que me eleva
por momentos al cielo, porque estando en el Tabernáculo del amor estoy en una de vuestras mansiones
celestiales. Heme aquí Jesús mío, adorando
vuestro Misterio Trinitario, misterio
que se me revela ante mis ojos. Misterio que es camino que me conduce a vuestro Reino, Reino que hoy
está frente a mí.
2. Reparamos, Señor.
2. Jesús sé que estáis frente a mí. Sé que vuestra mirada
penetra mi corazón. Corazón que es
escrutado, Corazón que es interpelado, Corazón
que es amado. Jesús sé que estáis frente
a mí uniendo cada parte fragmentada de mi
corazón, sanando cada herida, llenando sus vacíos con vuestro suave oleaje, con vuestros dulces susurros. Cómo son los hombres de estultos, al no
reconoceros en la simpleza del Pan
Eucarístico. Cómo son los hombres de
duro corazón al no creer en vuestra invención
de amor. Jesús sé que estáis frente a mí
cubriéndome con vuestros besos y con vuestros
abrazos. Dejadme amado mío limpiar las
heridas de Vuestro Corazón con el ungüento
sanador de mi oración. Dejadme amado mío
irrumpir con vuestra soledad, he llegado
a Vuestro Trono de amor para amaros por los que no os aman. Para adoraros por los que no os adoran
y para glorificaros por los que no os
glorifican. Dejadme amado mío postrarme
a vuestros pies para rendiros el tributo
que como Dios os merecéis, para rendiros el mismo homenaje que vuestros Santos Ángeles os
tributan en el cielo. Dejadme amado mío
hablaros de corazón a corazón utilizando un
lenguaje de enamorados, enamorados que no necesitan expresar palabras para manifestar sus sentimientos
porque las miradas bastan. Dulce Ruiseñor, que sois melodía para mis
oídos. Reparo por la frialdad y la
dureza de corazón con que muchos de vuestros
hijos vienen a visitaros. Perdonadles
por sus extravíos; perdonadles por su ignorancia; aún no os conocen. Perdonadles porque, aún, no se han dejado
seducir por vuestro amor. Perdonadles porque, aún, no se han abierto a
escuchar vuestra voz, voz que resuena en
sus corazones, pero el ruido interior impide que perciban vuestro dulce eco. Permitidme
encanto divino, tomar las pulsaciones de
Vuestro Sagrado Corazón y hacerlas mías, de tal modo, que mi pobre corazón
quede unido al vuestro y repare todo el
desamor que recibís diariamente, de cada uno, de vuestros hijos.
3. Cómo es posible,
Amado Mío.
3. Señor, sé que estáis aquí.
Sé que legiones de Ángeles os adoran.
Sé que los Santos del Cielo os glorifican y cómo es posible,
Amado Mío, que los hombres de la tierra
seamos tan ingratos a vuestra magnificencia
de amor.
Cómo es posible, Amado Mío, que los hombres de la tierra se
dejen seducir por el mundo, mundo que
les presenta dioses falsos, dioses equívocos.
Cómo es posible, Amado Mío, que los hombres de la tierra, aún,
no comprendan de vuestra real presencia en la Sagrada Eucaristía. Eucaristía que es viático para el cielo. Eucaristía que el enemigo intenta desaparecer
de la faz de la tierra, porque sabe que
estáis realmente allí.
Porque sabe que si los hombres se abren a vuestro amor, serán almas que se le escapan de sus manos. Cómo es posible, Amado Mío, que los hombres
de la tierra apetezcan las migajas del
mundo y desprecien los manjares del cielo. Cómo es posible, Amado Mío, que los hombres
de la tierra caminen como locos de un
lado para otro buscando novedades, cuando la
novedad está en la
Sagrada Hostia.
Cómo es posible, Amado Mío, que los hombres de la tierra prefieran la sabiduría del mundo a la
sabiduría del cielo, que se encuentra
escrita en vuestro Misterio Eucarístico.
Cómo es posible, Amado Mío, que los hombres de la tierra os desprecien para caminar por sendas tortuosas,
sendas que conllevan a la muerte
espiritual.
Gracias por llamarme a ser vuestro adorador del silencio y
unirme al Getsemaní de vuestro
Tabernáculo y alivianar el dolor a vuestro
Divino Corazón.
4. El Milagro de los
milagros.
4. Adorable Jesús presente bajo el Velo Sacramental, os adoro
con amor infinito, porque la benevolencia y dulzura de vuestro Divino Corazón
os llevó a quedaros eternamente en la Sagrada Hostia y así las almas no miden la magnitud de vuestro
amor. Amor que supera la anchura del
cielo, la longitud de la tierra y la profundidad del océano, porque una cortina de oscuridad cubre
sus ojos al no percataros del Milagro
más grande de los milagros que está en medio
de nosotros.
La indiferencia de estas almas hieren vuestro puro corazón,
corazón que es un mar de misericordia,
corazón que arde en sed insaciable de
almas, corazón con varios aposentos predispuestos para cada uno de vuestros hijos, hijos que continúan
lastimándoos porque la soledad de
vuestro tabernáculo os agobia, no encontrando almas generosas que os visiten y os adoren.
Heme aquí, que he venido consolar vuestro triste corazón, tomad
los latidos de mi corazón y unidlos a los vuestros, tomad mi respiración como
una alabanza a vuestra divinidad.
Tomad mis miradas como calurosos destellos de sol que os acarician.
Tomad cada palabra como poemas de amor, amor que os enternece porque
uno de vuestros hijos ha escuchado el tenue eco de vuestra voz como susurro de
brisa suave que ha empapado la aridez de su corazón.
Heme aquí que he venido a llevarme vuestra tristeza porque es injusto que un Dios infinitamente bueno sea
maltratado por nuestra incredulidad al
no querer aceptar que realmente sí estáis oculto en vuestro misterio divino, misterio de amor,
para los corazones sencillos, pero
misterio de contradicción para los corazones
soberbios. Heme aquí que he
venido a unirme a la adoración celestial, pocas
almas en la tierra os adoran, pero miríadas de Santos Ángeles entonan himnos de júbilo y de alabanza porque
os reconocen como al Dios Dueño y Señor
de todo cuanto existe.
Heme aquí que me he dejado seducir ante vuestros galanteos divinos, fácilmente me moriría de amor el día
en que venga a visitaros y no os
encuentre porque os habéis robado mi Corazón, me habéis cautivado con vuestros dulces encantos;
no sé vivir si no estáis a mi lado; sin
Vos me perdería, como una gota de agua se
pierde en la inmensidad del océano.
Sin Vos, el sol dejaría de alumbrar.
Sin Vos el paisaje más hermoso pierde su colorido porque sois mi
eterno enamorado y es una necesidad el darme sin reservas porque os amo.
5. Dolor profundo hay
en mi corazón.
5. Pureza infinita que os habéis dignado descender del cielo
para quedaros años sin fin en el Pan de
Ángeles, vengo ante vuestra divina
presencia para adoraros y reparar por los continuos vejámenes a los que continuamente estáis
expuesto.
Dolor profundo hay en mi corazón, porque sé que sois poco amado, sé que sois poco reconocido en el Santísimo
Sacramento del Altar. Dolor profundo hay
en mi corazón, al veros tan solo y abandonado;
qué caro estáis pagando por vuestra invención de amor.
Dolor profundo hay en mi corazón, porque vuestro Sagrado Cuerpo es lastimado, cuando almas indignas os
reciben en sus sucias manos taladrando
nuevamente vuestros pies y manos, produciéndoos
acérrimos sufrimientos.
Dolor profundo hay en mi corazón, porque pasáis desapercibido para muchas almas, almas que creen que el
cielo y el infierno se viven en esta
vida, almas que piensan que todo acaba con la muerte. Dolor profundo hay en mi corazón, al veros
solitario y cautivo en el Tabernáculo
por amor a todas las almas; pena hay en mi corazón, porque vuestra Preciosísima Sangre es
inutilizada, infructuosos son vuestros
sacrificios y escarnecido y olvidado vuestro amor.
Hermosura Angelical, ya que me habéis permitido unirme al dolor de vuestro Divino Corazón, os pido perdón por
los que os ultrajan, perdón para la
multitud de indiferentes y de ingratos, perdón por la inconstancia, imperfección y debilidad de los
que os aman. Aceptad su amor, aunque
lánguido, encendedlo cada día más; iluminad
las almas de los que no os conocen y ablandad la dureza de los corazones que os resisten.
¡Oh Dios escondido! Haceos amor en la tierra y dejaos ver y
poseer en el cielo.
6. Jesús aquí me tenéis.
6. Jesús, dulce encanto de mi corazón. Jesús, Señor de mi alma
Jesús, barullo de Ángeles.
Heme aquí postrado, ante vuestra presencia Eucarística, para amaros,
para adoraros, para glorificaros en unidad con la Iglesia Militante,
con la Iglesia Purgante
y con la Iglesia
Triunfante.
Heme aquí como vuestro vasallo, vasallo que se dona totalmente a
vos porque sois mi Señor, porque sois el dueño de mi vida, porque sois mi
creador.
Sé que estáis frente a mí; sé que me habéis llamado; sé que me habéis
sacado del ruido exterior y me habéis traído a disfrutar de vuestro silencio.
Silencio que habla en la profundidad de mi corazón. Silencio que
dulcifica mi espíritu.
Silencio que enaltece mi alma.
Me habéis traído para pedir por toda la humanidad.
Humanidad ciega y sorda a vuestra presencia y a vuestra voz.
Humanidad renuente a lo Divino.
Humanidad obstinada en el pecado.
Humanidad ausente de Vos.
Os los presento, a vos Jesús Eucaristía para que tengáis
compasión de ellos.
Os los presento, para que los hagáis volver a vuestro camino.
Os los presento, para que ablandéis sus corazones.
Os los presento, para que destapéis sus oídos y aprendan a oíros
y a escucharos y os puedan sentir.
Os los presento, para que les deis sed de vos.
Os los presento, para que os reconozcan vivo y real en vuestro misterio, invención de amor.
Sé, Jesús Eucaristía, que el mundo yace en oscuridad, que muy pocos
os aman y muy pocos quieren saber de Vos.
Pero aquí me tenéis, rindiendo el homenaje que los hombres no os
rinden.
Aquí me tenéis entrelazando mi mirada con vuestra mirada, fundiendo
mi corazón con Vuestro Divino Corazón.
Aquí me tenéis recibiendo de vos, aprendiendo de vos porque sois
mi Tutor, sois mi Maestro.
Jesús eucaristía, os agradezco por haberos quedado con todos nosotros,
os agradezco por no habernos dejado solos. Porque sé que estáis en mí y en todos los que os aman.
Os agradezco Jesús eucaristía porque preparáis mi alma, preparáis
mi corazón para los albores de vuestro segundo advenimiento.
Predisponedme para estar siempre en vos y vos en mí. Amén.
7. Corazón
Misericordioso de
Jesús.
7. Corazón Misericordioso de Jesús, tomad la impureza de mi espíritu y purificadla con los ríos de
vuestra gracia, gracia que es derramada
en abundancia para todas las almas de corazón
arrepentido.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad la oscuridad de mi pasado e iluminadlo con vuestra luz, luz que
resplandecerá en medio de la oscuridad
que cubre mi vida, porque hoy reconozco que el pecado me desfigura, me opaca.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis debilidades y fortalecedme porque eres mi soporte, mi
estandarte en el cual puedo apoyarme
para no caer, no desplomarme.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mi casa en ruinas y restauradla porque eres mi constructor, mi
Arquitecto Divino que hacéis, de Mí, una
mansión de amor, refugio para los desprotegidos, para los abatidos.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mi corazón herido, desmoronado y acercadlo al vuestro para que
lo sanéis, lo restituyáis.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad la desnudez de mi corazón y arropadlo con el manto de vuestro perdón,
perdón que me dará alegría, ánimo para
seguir viviendo, viviendo en vuestra plenitud,
en vuestra presencia.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad el desierto que hay en mi interior y transformadlo en un manantial de
aguas limpias, aguas que drenen todo mi
ser para ser refrescado, climatizado, para recibir vuestro amor, vuestro hálito Divino.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad la amargura de mi corazón y dulcificadla con vuestra presencia,
presencia que dará descanso a mi
espíritu perturbado y conturbado.
Corazón Misericordioso de Jesús tomad mi obstinación y mi testarudez y dadme la docilidad de espíritu
para vivir en estado de gracia, en vida
de santidad.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis ojos y purificad mi mirada, mirada que me conlleve a descubriros
en el rostro triste, en el rostro
sufriente.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis oídos y acrecentad decibeles de amor para escucharos, aún, en
medio de mi vida borrascosa y
tormentosa.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis manos y sumergidlas en las fuentes de vuestro perdón, manos que
serán bendecidas por torrenciales de
misericordia, misericordia que cae como lluvia
copiosa del cielo.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis pensamientos y transformadlos en pensamientos puros como los
vuestros, pensamientos que señalen
siempre al cielo, cielo que me espera para
darme allí un lugarcito para alabaros y glorificaros por toda la eternidad.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis labios y hacedlos bellos como los vuestros, humedeciéndolos con
el néctar de vuestro amor para que
siempre os bendigan.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis pies cansados, desgastados y adentradlos en las tinajas de
vuestra pureza para ser limpiados y
siempre caminar en dirección vuestra.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mi vida y unidla a la vuestra para hacer realidad aquellas palabras
del Maestro que dice: venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados que
yo os aliviaré.
Corazón Misericordioso de Jesús, os doy infinitas gracias porque me habéis quitado ropas de pordiosero para
vestirme con ropas de reyes, ropas que
me dan la entrada a vuestro Reino, Reino adornado con las perlas preciosas de la misericordia y
de la justicia. Amén.
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