“Por amparo,
madre, consoladora y abogada vuestra os dejo en mi lugar a mi Madre, a quien
habéis de oír y obedecer en todo. Y así como os tengo dicho que quien a mí me
viere verá a mi Padre (Jn 14, 9) y el que me conoce le conocerá también a Él, ahora os aseguro que quien conociere a mi Madre me
conocerá a mí, y el que a ella oye a mí oye, y el que la obedeciere me
obedecerá a mí, y me ofenderá quien la ofendiere y me honrará quien la honrare
a ella. Todos vosotros la tendréis por madre, por superior y cabeza, y
también vuestros sucesores. Ella responderá a
vuestras dudas, disolverá vuestras dificultades; y en ella me hallaréis siempre
que me buscareis, porque estaré en ella hasta el fin del mundo, y ahora lo
estoy, aunque el modo es oculto para vosotros. —”
Herencia en el día de la ascensión al Cielo por parte de
El Señor Jesús.
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